--¿Cuál ha sido su trayectoria en La Fura dels Baus?

--En la Fura yo soy el que dijo "dels". Al elegir el nombre uno dijo Fura y otro Baus, se pusieron a pelear y en momento determinado un tercero que no dijo nada me miró y yo le puse el artículo.

--Han presentado una versión de Prometeo en un ciudad como Mérida, un lugar donde el público conoce bien los mitos. ¿Qué aporta La Fura?

--Creo que esta versión, que es muy arriesgada, vuelve a colocar a los dioses ex machina , algo que ya existía. De hecho Esquilo, en Prometeo encadenado , decía que Prometeo es un semidios, un gigante. Probablemente en aquella época se hicieron de madera y por eso no se han encontrado. El riesgo es volver a colocar esos dioses ex machina dentro de su espacio natural, esas marionetas cósmicas, esos carros voladores, esos ingenios que ya existían. De la tragedia griega se han recuperado mucho los textos, pero no tanto esos dioses, esa forma de representarlos, y me consta que entonces los había.

--¿Se ha recuperado mucho del teatro antiguo?

--Sí, porque es una historia de dioses. La mitología griega, y después la romana, está llena de seres fantásticos, que no eran humanos. Creo que se ha recuperado mucho lo que es un actor recitando, que tiene la fuerza de la psicología, de las ideas, pero no se ha recuperado tanto lo que eran esos dioses, y éste era un primer paso para conseguirlo.

--¿Cómo ha sido la adaptación de la obra al teatro?

--Ya tuvimos una obra de teatro adaptada a este espacio y esta vez hemos intentado hacer algo especial. Esos dioses ya los teníamos, forman parte de nuestra imaginería, pero el esfuerzo ha sido colocarlos aquí, tomarle la medida al espacio, no dañar el patrimonio y articular un discurso casi sin texto. Hemos retomado ese órgano de luz, pero con una idea prometeica, que es que la luz es el hombre con sus esperanzas, es la luz de las artes, de la creación. Esta idea nos va muy bien para retomar el órgano y hacer un experimento de ponerle luz a la música. También se hace un homenaje al contenedor, al teatro... queremos preguntar cómo pudo este teatro pasar tanto tiempo oscuro, cómo pudo desaparecer, que los vecinos se olvidaran de que existía. Tengo mucho miedo de que eso pueda volver a ocurrir.

--Para La Fura el teatro ha sido casi un actor más. ¿Qué tal se ha comportado?

--Se ha portado muy bien y es muy agradecido. No me canso de mirarlo. Realmente es auténtico, para nosotros ha sido un regalo poder quedarnos aquí trabajando por la noche, hasta que se hacía de día. En ese marco incomparable, como dice el tópico, se trabaja de maravilla.

--¿Qué tal ha sido el trabajo con la Orquesta de Extremadura?

--Yo no entiendo mucho de orquestas, pero ya me ha dicho mucha gente de fuera que está muy bien, que han tenido el buen acierto de crear una orquesta buena y que suene tan bien en poco tiempo. Hay una orquesta de primera división. Ellos han sido muy abiertos, veían que se podía hacer algo guapo y han creído en ello.

--Como siempre, se busca la complicidad con el público...

--Retomamos la tradición del desafío a la ley de la gravedad. Más que como una historia explicada hemos hecho un retablo, con grandes imágenes, que la gente se quede alucinada, que se cree adrenalina por ese desafío.

--Al final resulta que la tragedia griega era mucho más moderna que muchas actuales.

--La tragedia griega tenía mucho de sensaciones, no sólo de texto, como se hace ahora, y eso se olvida mucho. Creo que todavía no hemos llegado al tope, pero ya me gustaría. Hay que recuperar la imaginería mecánica, y se puede renovar así la tragedia griega.