«Imaginar cómo los dibujos del artista Joan Miró se descomponen en sugerentes movimientos estimulando la fantasía del espectador». Ese es el objetivo de la compañía mallorquina Danza Baal que, tras su paso por Extremadura, continúa de gira por el resto de la geografía nacional con su obra MiraMiró, un espectáculo para todos los públicos y un proyecto multidisciplinar que cuenta además con la música de Kiko Barrenengoa y la animación de Adri Bonsai (ganadora de un Goya por el mejor corto de animación por Woody and Woody)

Hablamos con su directora y coreógrafa Catalina Carrasco (Palma de Mallorca, 1976) sobre la importancia de la danza contemporánea en este momento repleto de soledades y ausencia de abrazos que nos ha traído el covid, y sobre esta obra imaginativa y rompedora en la que «la belleza de la obra de Miró junto a la danza nos abre un universo total», resalta. Pasen y lean.

--¿Cuánto tiene su compañía de ese ‘pánico al aburrimiento’ con el que usted se identifica?

--Podemos decir que un 80%. Yo siempre he tenido mucho miedo a aburrirme y por ello tengo pánico a que el espectador se aburra por lo que siempre he pretendido que el público esté conectado en todo momento, que disfrute, que sienta. Por eso desde Baal, en cualquiera de nuestras obras, siempre buscamos introducir disciplinas atractivas y que llamen la atención sea música, videoarte u obras de otros artistas. Todo con la máxima de que el espectador disfrute.

--¿Cuánto puede llegar a reconfortar la danza contemporánea?

--Mucho. La danza toca la sensibilidad, nos llena el corazón y nutre el alma. Hay que decir que la danza es reconfortante en todos los sentidos, nos alimenta como espectadores y como artistas. Es increíble que haya tanto pánico a la danza cuando durante los meses más duros de la pandemia, cuando estábamos confinados, ha habido mucha gente que lo ha llevado mejor bailando, y que danzar y bailar en casa les ha ayudado a seguir bien.

--¿Por qué Miró?

--Creo que hay varias razones. Nosotros al ser de Mallorca hemos tenido a este artista de referente desde pequeños. Es nuestro artista más cercano. Por otro lado, las posibilidades para hacer un espectáculo de danza familiar con su obra son infinitas. La belleza de la obra de Miró junto a la danza nos abre un universo total. Creo que lo que hemos conseguido. MiraMiró es una trinidad maravillosa entre el arte de Joan Miró, la danza y la infancia.

--¿Qué ha aprendido usted?

--Mucho. Ha sido nuestro primer acercamiento a la danza para un público familiar y desde el primer momento hemos aprendido lo que buscan los niños en el espectáculo. Y es la lección más importante que me llevo, he aprendido cómo los más pequeños miran la danza. Pero también esta obra me ha enseñado a que no debemos de estresar a los pequeños. Que los dibujos, la música, los movimientos del baile deben ser tranquilos porque eso es lo que ellos buscan. Y eso es lo que hemos pretendido hacer en cada uno de los cuadros de danza de la obra. Ellos agradecen un espacio donde relajarse, reír, disfrutar sin luchas, sin música estridente, con amor, dulzura, silencios, colores y arte abstracto.

--’MiraMiró’ es un proyecto multidisciplinar. ¿Qué importancia tiene lo audiovisual en esta obra?

--Efectivamente es un espectáculo multidisciplinar que no se entiende sin la música y la animación de la obra de Joan Miró. Es todo un conjunto, por un lado, Kiko Barrenengoa ha encontrado esa música que ayuda a los movimientos, y Adri Bonsai ha sabido muy bien trabajar y encontrar las formas precisas para que no se adultere en ningún momento la obra de Joan Miró. Y entre todos hemos creado un espectáculo único.

--Una obra familiar, y una apuesta por la #culturasegura…

--Una obra para disfrutar en familia. Los pequeños se sorprenden cómo los bailarines hacemos mover los colores, cómo dibujamos con nuestro cuerpo y movimiento. Y los mayores también disfrutan no solo de la obra sino de ver como sus hijos, o sobrinos sienten y se sorprenden en cada momento. No hay función donde no haya un ¡¡¡ohhh!!! o un ¡¡¡hala!!!. Y por supuesto, ahora, de una forma segura. De eso no hay duda. La cultura es segura. El teatro, con su mascarilla, con el respeto de la distancia de seguridad, la reducción de aforos y los protocolos que las salas han implementado hace que no haya problema alguno. No hay que tener miedo. Ahora, más que nunca, necesitamos apoyar al sector de la cultura y debemos de seguir disfrutando de un espectáculo en vivo.

--¿Qué tal la experiencia en Extremadura?

--Maravillosa y gratificante. Ya estuvimos en Casar de Cáceres, en La Nave del Duende, como residencia artística, creando uno de nuestros nuevos espectáculos que se llama Ginoide. Y con MiraMiró estuvimos hace dos años en Los Santos de Maimona, Badajoz, dentro de la Red de Teatros Alternativos y donde se hizo funciones para escolares, y la semana pasada en Cabeza del Buey y Mérida.

--¿Qué se llevan de esta tierra?

De todos los sitios queremos llevarnos siempre esa sonrisa de nuestros espectadores. Y en el caso de Extremadura también, al final es nuestra mayor recompensa.

--¿Próximos proyectos?

--Además de MiraMIró estamos girando con el espectáculo Ginoide donde tratamos el tema de las relaciones personales entre hombre y robot. Y estamos en proceso de creación de una nueva obra de danza en gran formato bajo la producción del Teatro Principal de Palma que se llamará Balconing. ¡No paramos!