LISBOA cobija desde ayer las cenizas del escritor portugués José Saramago tras ser depositadas bajo un olivo centenario por su viuda y traductora, Pilar del Río, justo el día que se cumple un año de su muerte a los 87 años. La ceremonia se celebró en el centro, frente a la Casa dos Bicos, sede de la fundación que lleva el nombre del premio Nobel de Literatura.

El árbol había sido traído de su localidad natal, la aldea lusa de Azinhaga, en un reencuentro con esas raíces que tanto idealizó en su obra Las pequeñas memorias . Ante decenas de ciudadanos y autoridades, sus cenizas fueron sepultadas acompañadas de tierra recogida en la isla de Lanzarote, donde vivió sus últimos años, y de su libro Palabras de una ciudad .