Familiares y amigos íntimos del escritor catalán Terenci Moix le rindieron ayer un sentido homenaje en la ciudad mediterránea egipcia de Alejandría, en cuya bahía esparcieron sus cenizas.

Poco antes del atardecer, la hermana del escritor, Ana María Moix, acompañada por algunos de los más cercanos compañeros de Terenci --como la periodista Maruja Torres o la actriz Nuria Espert-- lanzaron sus restos a la bahía que ahora cubre el antiguo palacio de Cleopatra.

Los versos del autor catalán, en la boca de cada uno de ellos, impregnaron de poética un acto íntimo y sobrecogedor: el del retorno eterno de Terenci a una ciudad y a un país que amó.

Horas antes, y bajo un sol espléndido, el grupo, con su hermana a la cabeza, fue recibido en la famosa Biblioteca Alexandrina, a la que fueron donadas todas las obras del autor.

Alrededor de una treintena de volúmenes, la mayoría en castellano pero también traducidos al portugués o al alemán, que integran el trabajo de un autor universal enamorado, entre otras cosas, del cine y de Egipto.

Las libros fueron recogidos por el director de relaciones públicas de la biblioteca, Taher Jalifa, quien destacó el valor de Terenci y de su obra como puente entre culturas.

Jalifa alabó el mérito integrador de la obra de Moix, gran conocer de Egipto, y subrayó su carácter de instrumento de lucha contra los extremismos.

Después, en medio de una emoción contenida pero visible, cuatro de los mejores amigos de Terenci se asomaron a algún rincón de su versátil obra para recitar varios pasajes de sus libros sobre el país del Nilo.

La primera en tomar la palabra fue la actriz Nuria Espert, quien leyó en castellano una fragmento de la novela El sueño de Alejandría , escrita en 1989. El acto lo cerró su hermana.