La poesía y la vida han estado estrechamente ligadas en Juan Gelman (Buenos Aires, 1930), y esta ha sido una de las claves para hacerlo merecedor del Premio Cervantes 2007, dotado con 90.450 euros. Poeta experimentador y ciudadano acosado por el mal y la sinrazón --su padre fue uno de los primeros socialistas que huyeron del estalinismo, su hijo y su nuera se cuentan entre los desaparecidos durante la dictadura militar--, Gelman es el poeta argentino de mayor prestigio.

Pero su prestigio no le ha servido de parapeto a la "emoción intensísima" que ayer confesó sentir desde México, donde vive desde hace años. Para el escritor, el reconocimiento significa muchas cosas importantes: "Cervantes, el Quijote y las Novelas ejemplares". Cosas fundamentales para quien se ha pasado la vida leyendo al clásico español.

"Lleva la poesía tatuada en los huesos", dijo el ministro de Cultura, César Antonio Molina, como metáfora de la vida y la obra del argentino. El premiado del año pasado, el también poeta Antonio Gamoneda, destacó su importante contribución a la cultura judeoespañola por su notable obra publicada en sefardí. "Ha milongueado mucho con la palabra", terció el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha.

LISTA La decisión no fue fácil, ya que el jurado lidió con una lista de 30 candidatos. Pero la intensidad del debate arreció con los cinco (la peruana Blanca Varela, el mexicano José Emilio Pacheco, el uruguayo Mario Benedetti y el chileno Nicanor Parra) finalistas tras sucesivas votaciones. Gelman fue considerado el "adecuado" para el premio por la "excelencia de su obra".

El mérito del autor de Velorio del solo y Si dulcemente hay que buscarlo en su capacidad para incardinar poesía y compromiso político. Más allá de la experiencia de sus padres judíos, que tuvieron que dejar la antigua URSS, la situación en la Argentina en los años 70 hizo de su creación poética la otra vertiente de su actividad política. En todo caso, su compromiso político y social nunca le llevo a "abdicar" del compromiso con la poesía,

Las "dolorosas experiencias" propias y de los suyos no son en sí un mérito poético, en palabras de Gamoneda. Sí lo es cuando "interiorizar" la existencia no lleva al panfleto sino que se integra en el pensamiento poético, destacó el poeta de León.