En la semana previa al 9 de octubre, día de la Comunidad Valenciana, las redes sociales no estallaron pidiendo una mejor financiación autonómica sino con la receta de paella del cocinero inglés Jamie Oliver, y eso que en su tuit explicó que era su versión. Pero presumir de haberle puesto chorizo le pasó factura, como en su día les ocurrió a los también televisivos Pepe Rodríguez de El Bohío o a David de Jorge Robin Food. El embutido hizo que se pasaran por alto incluso los guisantes y el tema, con intervención incluida de Alberto Chicote invitando a Oliver a conocer «la verdadera», llegó incluso al The Guardian inglés.

En las cocinas, incluso en las más tradicionales, hay menos dramatismo que en las redes. En Casa Carmela, en la playa de la Malvarrosa de Valencia, llevan casi 100 años cocinando paella y su responsable, Toni Novo, lo tiene claro. «Yo no me indigno, no entro en polémicas pero la paella es la paella, el resto son arroces con o arroces de, que estarán mejor o peor pero son otra cosa. La paella tiene sus ingredientes, la empiezas a las 10 de la mañana y tardas cuatro horas. Y si la haces con leña, mejor», resume. Admite que el hecho de que el recipiente se llame también paella genera confusiones. «Pero cuando se habla de la paella como plato no hay duda», asegura, y apunta que casi le duele más los que tratan de aprovecharse del nombre en la propia ciudad de Valencia.

La Wikipaella

Pero las redes no solo sirven de altavoz para estas polémicas. Hace unos años que nació Wikipaella, una asociación sin ánimo de lucro para velar por «el conocimiento y reconocimiento de la auténtica paella». Su principal logro ha sido ofrecer una receta estándar y lo ha logrado dejando a un lado la cuchara y echando mano de la estadística. Ha hecho un estudio sobre los ingredientes entre los restaurantes reconocidos por su paella valenciana y de ahí han salido 10 que siempre deben de estar y que recitan los puristas. Además del evidente arroz, se trata de agua, sal, azafrán, aceite de oliva virgen extra, tomate, judía ferradura, garrofó, pollo y conejo. Se admiten algunos extras como pimentón, caracoles, romero, ajo, pato y poco más.

En cambio, donde apenas hay polémica es en la geografía. Que la mejor paella se tenga que hacer sí o sí en Valencia es un mito superado. De hecho, en la última edición del prestigioso festival de paella de Sueca, el tercer premio fue para un restaurante francés, el segundo para el del Congreso de los diputados de Madrid y el primero para uno de Córdoba. Pepe Sanchis y su padre hicieron mano a mano la paella ganadora y apunta el primero que si Oliver «no ha dicho paella valenciana, puede ponerle cualquier cosa, pero la valenciana se distingue por los ingredientes».

Esa pelea por los ingredientes se produjo también en la campaña para que se incorporara a los teclados el emoticono de la paella, pues la primera versión mezclaba gambas y pollo. Se logró que prosperara una versión más tradicional, que aparece en el vídeo en el que se anunciaron los dibujos que se incorporarían este año pero luego cada empresa decidirá cuál incluye.

El humorista Eugeni Alemany le puso voz y cara a esa petición que en breve debería llevar la paella a todos los móviles y aboga por darle la vuelta a estas situaciones. «Es una oportunidad. Lo fácil es meterle caña a Oliver pero es que a ese tío le siguen cinco millones de personas y es muy respetado. Lo suyo es, de buen rollo, ganártelo e invitarlo para que venga y difunda. Una foto suya comiendo paella en la Albufera es la mejor campaña de publicidad posible», destaca. Incluso si se lograra, seguro que las redes volverían a hervir con la siguiente versión libre de una paella. H