En la edición de los Oscar de este año hay decenas de estrellas y buenas historias de viajes personales, hasta ahora encabezadas por el retorno al cielo de Hollywood de uno de sus ángeles caídos, Mickey Rourke. Pero, esta madrugada los reyes de la alfombra roja, quizá de la gala, serán Rubina Ali y Azharuddin Mohammed Ismail.

Tienen 9 y 10 años. Han pasado su corta vida en un barrio de chabolas de Bombay. Trabajaron en Slumdog millionaire , la película de Danny Boyle que parte como favorita pese a que sus 10 nominaciones están por debajo de las 13 de El curioso caso de Benjamin Button . Y su viaje a Los Angeles es probablemente el más extraño, debatido y apasionante.

Zapatos blancos

Rubina y Azhad, como llaman al muchacho sus amigos, nunca se habían montado en un avión. Nunca soñaron con salir de su ciudad, mucho menos de la India. Pero el miércoles recibieron sus pasaportes, el jueves sus visados, el viernes ultimaron preparativos rodeados de prensa y amigos y se pusieron rumbo a los Oscar. El ha viajado acompañado por su madre; ella por su tío y con un par de vaqueros, un par de camisetas y unos zapatos blancos en la maleta; ambos con grandes dosis de emoción.

No es un viaje exento de polémica, como tampoco lo ha sido la propia película. En la India ha habido protestas y hasta demandas judiciales por lo que se considera el uso denigrante en el título de la palabra slumdog (perro de chabola, literalmente) y algunos han denostado la película como "porno de la pobreza" que fomenta el llamado "turismo de chabolas", las visitas de los occidentales sin efectos positivos.

Ha habido también informaciones sobre la supuesta explotación de los niños. Sus familias recibieron un pequeño estipendio, a ellos se les pagó por 30 días de trabajo en la película, y se establecieron a su nombre unos fondos a los que podrán acceder cuando terminen el instituto, depósitos que el distribuidor estadounidense del largometraje, Christian Colson, define como "sustanciosos" pero que se niega a cuantificar.

Ahora no falta quien cuestiona cómo puede afectar la inmersión de los dos pequeños en el día más excesivo de Hollywood --donde estará presente el elenco al completo, incluidos los otros jóvenes actores, todos de clase media o alta de la India e Inglaterra--. Pero los niños, de momento, son incapaces de pensar más allá de la emoción. "Mis amigos me dicen que mi destino es bueno", presumía Rubina ante la prensa el viernes. "Me siento muy, muy, muy, muy, muy, muy bien", decía Azhad, que no ha perdido del todo la cabeza. "No soy un héroe --aseguraba--. Solo soy una pequeña estrella". Hoy, eso sí, brillará como la mayor.

Un cuento amable

Respecto a la película, Eduardo de Vicente, crítico de cine de este periódico, señala que la odisea dickensiana que representa su joven protagonista que concursa en la edición india de ¿Quiere ser millonario? es la gran favorita para ganar los premios de mejor película, director y guión adaptado. Uno de los secretos puede ser que es un cuento amable con loables intenciones que ha satisfecho a la mayor parte de los espectadores, que se entusiasman con ella y la recomiendan a sus amigos.