¿Se puede entrar a exhibir logros artísticos en el MoMA de Nueva York sin complejos y sacando pecho si lo que presentas es un ciclo sobre el cine de animación español?Carolina López, comisaria de 'Del trazo al píxel', una muestra sobre el pasado y algo del presente del género, está convencida de que sí. El ciclo, organizado por el CCCB y por Acción Cultural Española, va camino de dar la vuelta al mundo desde que echó a andar en el festival de Annecy: después de pasar por Barcelona, viajar por España e instalarse en Nueva York (a partir del 7 de septiembre), recalará en Taiwán y en Quebec.

Podría parecer una osadía mostrar nuestro (convengámoslo) discreto bagaje cinematográfico en el templo del arte contemporáneo, pero la comisaria defiende que la animación española independiente de los últimos 20 años no tiene nada que envidiar a la que se hace hoy en Francia o en Estados Unidos. Si a eso se añade que películas como 'Chico y Rita', nominación al Oscar incluida, o 'Arrugas' de Ignacio Ferreras, a partir del cómic de Paco Roca, han tenido su momento en festivales estadounidenses; que, a nivel más industrial, las aventuras de Pocoyó se han vendido a más de 160 países, y el auge de películas más comerciales como 'Tadeo Jones', 'Planet 51', 'Atrapa la bandera' o 'Justin, la espada del valor', surgida del estudio de Antonio Banderas, hay que reconocer que hay mucha vida en el planeta animado español. "Lo importante es mostrar productos genuinos que no sean meras copias del mercado estadounidense. Eso a ellos no les aporta nada", subraya López.

La comisaria canta las excelencias de los nuevos creadores de dentro y fuera de la gran industria. Con atención especial a las nuevas generaciones que trabajan en España, mayormente porque la globalización facilita la venta de productos a todo el mundo. Entre ellos se encuentran Rodrigo Blaas, director de 'Trollhunter' la apuesta de animación para Netflix, escrita y producida por Guillermo del Toro; o Alberto Vázquez, que tras su celebrada 'Psiconautas' está preparando un nuevo largo. Ambos estarán presentes en dos de las ocho sesiones del ciclo en Nueva York. A muchos de ellos, la industria norteamericana los conoce de primera mano, porque desde que existe la profesión, lo primero lo que se ha visto obligado el animador español es a marcharse del país. "La fuga de cerebros es una cosa casi fundacional, porque el pionero Segundo de Chomón ya tuvo que marchar a Francia para realizar su trabajo -dice López-. Hoy hay mucho español trabajando en Pixar o Dreamworks, aunque en el ciclo no estén representados porque no todos tienen piezas independientes".

HITOS FUNDACIONALES

La muestra incluye hitos fundacionales como 'Garbancito de la Mancha' o ‘El mago de los sueños' (una joya protagonizada por la familia Telerín), pero sobre todo incide en el sector independiente y artístico, cada vez más potente gracias a las ayudas europeas del proyecto Cartoon, que se creó en 1988. Y también ha permitido la restauración de películas inencontrables, como 'Días de amor y masacre', de Jordi Amorós (Ja) junto a toda la factoría del 'Papus'.

La nómina de animadores a seguir es larga. Está la catalana Anna Solanas, que comparte con Marc Riba un pequeño estudio independiente en Barcelona donde facturan películas muy oscuras, como la terribles 'Cannis'. O Nicolai Troshinsky, madrileño hijo de rusos, figura que, junto a Dvein, representa muy bien, a decir de Carolina López, cómo en los últimos años se ha superado la idea de frontera. También César Díaz, que acaba de terminar 'Mi vida como un calabacín', un filme de 'stop-motion' que se presentará en San Sebastián y que ahora está colaborando con Wes Anderson. OTomàs Bases, un catalán francotirador afincado en Sevilla, que trabaja solo con un ordenador "y hace unas películas impresionantes".

¿Qué puede gustar más en el MoMA? Es difícil saberlo, pero por su propia esencia es probable que les interese la sesión dedicada a la huella del artista, en la que se muestra el trasvase de los creadores plásticos -Frederic Amat ha realizado una pieza especial para el ciclo con cabellos cosidos directamente en el celuloide- o de los dibujantes de cómics. "Al no haber tenido una tradición fuerte, los creadores han ido por libre y se han inventado sus propias tradiciones y técnicas. Los artistas y dibujantes en particular han traído una mirada crítica, desacomplejada, salvaje incluso, hacia la sociedad, y eso hace las películas mucho más libres e interesantes". La conclusión es que no hay reglas ni fronteras en la actual animación española.

Y para aquellos que no puedan acudir a Nueva York, la productora Cameo ha editado 'Del trazo al píxel', un DVD que en tres discos recoge parte de lo que se presenta en el ciclo, con piezas tan especiales como una selección de espots publicitarios de los años 50 y 60.