Francia perdió ayer a uno de sus monumentos nacionales. El director de cine Claude Chabrol falleció en París a los 80 años después de medio siglo de prolífica carrera.

Alma e inspirador de la nouvelle vague, se distinguió por retratar a la burguesía con una ironía tan precisa como mordaz. Para este impenitente bon vivant y amante de la novela negra, el compromiso intelectual no estaba reñido con el cine comercial. Su brusca desaparición dejó un gran vacío en el mundo de la cultura.

Como François Truffaut, Eric Rohmer o Jean-Luc Godard, Chabrol inició su carrera como crítico de cine en la prestigiosa revista Les Cahiers de Cinema .

Gracias a una herencia de su mujer, en 1959 logró hacer realidad su primer filme: El bello Sergio .

El largometraje se convirtió en el una suerte de manifiesto fundacional de la nouvelle vague, la corriente que revolucionaría el cine de la época retratando la sociedad y la vida cotidiana en lugar de inspirarse en el pasado o en la literatura.

HUPPERT, ACTRIZ FETICHE Considerado como el Balzac del cine francés, Chabrol tenía debilidad por la burguesía. "Es el aire que respiramos", solía decir. Como en La mujer infiel o El carnicero , le gustaba filmar desde el otro lado del espejo, mostrando los cadáveres ocultos detrás de las apariencias.

En 1978, con Prostituta de día, señorita de noche , descubrió a Isabelle Huppert, que se convirtiría en su actriz fetiche.

Ambos iniciaron una colaboración que se prolongó con filmes como Un asunto de mujeres (1988) hasta Borrachera de poder (2006), una dura crítica de la corrupción política basada en un caso real que sacudió a la opinión pública.

Entre los 80 largometrajes firmados por Chabrol, el género policíaco ocupa también un lugar destacado. Gran admirador de Hitchcock, el autor de La ceremonia , Madame Bovary o Gracias por el choccolate ponía el acento en la psicología de los personajes. "Son los que hacen avanzar la intriga", sostenía.

NATURALEZA OPTIMISTA Pese a su mirada cáustica sobre la sociedad, el director no tenía una visión pesimista del mundo.

"Tenemos demasiada tendencia a concentrarnos en lo que tiene la vida de trágico, yo me quedo con lo que tiene de alegre. Creo profundamente en la naturaleza humana", declaró en el 2006.

Su "pasión" y "alegría de vivir" fueron recordadas por un consternado Gérard Dépardieu, protagonista de Bellamy (2009), el último filme de Chabrol, inédito en las pantallas españolas.

Aunque poco amante de los homenajes, hace dos años recibió con orgullo el premio del Festival de Berlín por sus 50 años de carrera.

Ayer, desde el presidente Nicolas Sarkozy a Jacques Dutronc o Jane Birkin, toda Francia rindió tributo a uno de sus cineastas más emblemáticos, tan respetado y querido por su trabajo como por su singular personalidad.