Como ocurre con las Olimpiadas, cada cuatro años se celebra el Nielsen International Competition, un prestigioso concurso musical con tres modalidades: clarinete, flauta y violín. Pero a diferencia de ellas, en ninguna de las cinco ediciones anteriores un español había obtenido un premio en la categoría de clarinete. Y ha tenido que ser un extremeño, Víctor Díaz Guerra (Cáceres, 1996) el primero en hacerlo, con un tercer premio que le ha sabido a gloria al joven músico: «Me siento muy feliz. Ha sido muy duro y exigente, pero sabe mejor cuando ves que el trabajo tiene esta gran recompensa. Hemos tocado muchas obras en pocos días, además de toda la preparación y concentración previa a cada actuación. El último día el labio, el cuerpo y, sobre todo, la cabeza estaban ya al límite. Pero ha merecido mucho la pena».

La edición del 2019 de este concurso se ha desarrollado entre los días 21 y 31 de marzo en Odense (Dinamarca). Tras más de quinientas solicitudes llegadas de todo el mundo, para las tres modalidades, una selección previa dejó en 24 los clasificados en cada una de ellas, y 26 los países representados.

Dura competición

En la primera ronda, Víctor Díaz interpretó la 1ª Rapsodia de Debussy, La Noche Oscura de Broström y el primer movimiento de Concierto para clarinete nº 4 de Spohr. «Esta fue la que más difícil me resultó, por ser la primera. Tienes que entrar en la dinámica y atmósfera del concurso lo antes posible y no te quieres volver a casa tan temprano». Se clasificaron doce para la segunda ronda. En esta, el músico extremeño tocó Clair nº 1 de Donatoni y la Sonata para clarinete nº 2 de Brahms. «Esta actuación ha sido de las que más he disfrutado nunca. Me sentí muy cómodo y solamente tenía que preocuparme de disfrutar de la música e intentar que el público de sala, o que lo estaba viendo desde casa, disfrutase conmigo. Todos tocaron primero la obra de Brahms y luego la que se hace a solo, muy exigente técnicamente. Yo lo hice al revés, empecé con los fuegos artificiales de Donatoni y luego me entregué en cuerpo y alma a Brahms. Creo que fue una de las claves para disfrutar al máximo». La interpretación del músico extremeño recibió la máxima puntuación y varios clarinetistas llegaron a comentar que era uno de los mejores Brahms que habían escuchado en los últimos años. A la tercera ronda llegaron seis clarinetistas. En ella, todos ejecutaron el Quinteto para clarinete de Weber. «Esta ronda fue para disfrutarla de principio a fin. Todo estaba yendo muy bien en Odense. Esta obra me gusta mucho y el cuarteto de cuerda con el que tocábamos era genial. Fue muy fácil hacer música con ellos y disfrutar al máximo. No había presión porque este viaje ya había merecido la pena».

La gran final

En la final, los tres clasificados tocaron el primer movimiento del Concierto para clarinete de Mozart y el Concierto para clarinete de Nielsen, una obra «técnicamente brutal, con ritmos imposibles, abruptos cambios de tempo, cadencias vertiginosas…», acompañados por la Orquesta Filarmónica de Copenhague. «Una de las cosas más bonitas de este concurso ha sido la buena relación entre todos los participantes. Ya conocía de otras ocasiones a muchos de ellos, pero también hice nuevas amistades, como los otros dos finalistas. No se sentía ambiente de competición. Desayunábamos y cenábamos juntos. Para mí la música no es una competición, ni lo debe ser nunca. Esto era una oportunidad para nosotros de disfrutar en un gran escenario, de tocar para un jurado de primer nivel y de compartir nuestra música con todo el mundo. ¡Conseguir llegar con mi música al corazón del público es el premio más grande que me puedo llevar! Por eso me siento tremendamente feliz con este tercer puesto que me sabe a primero, por cómo he tocado y me he sentido al tocar, por todos los mensajes de reconocimiento que me han llegado de todo el mundo, por toda la gente que me ha visto y escuchado a través de las retrasmisiones en medici.tv, porque he emocionado a mucha gente con mi música... Al final, la música son emociones, las emociones aprendizaje y el aprendizaje educación. Por eso no entiendo el poco peso que tiene la Música en el sistema educativo español», subraya el joven extremeño.

Víctor Díaz realizó sus estudios elementales y profesionales en el Conservatorio Hermanos Berzosa de Cáceres, con el profesor Alejandro Parejo; los de Superior en la ESMAE de Oporto, con António Saiote y los de Máster en la Colburn School de Los Ángeles, con Yehuda Gilad, donde continúa los estudios de Artist Diploma.

Cuando le preguntamos por sus sueños, no duda en señalar: «Ahora mi trabajo va encaminado a conseguir plaza como clarinetista en alguna orquesta. Me encanta hacer música de cámara, dar recitales, tocar de solista con orquesta... También intento actuar en Extremadura, en mi tierra, cada vez que se presenta la oportunidad. ¿Mi gran sueño?, ser feliz tocando el clarinete y hacer feliz a la gente que me escucha», concluye Díaz Guerra, al que su aún corta pero intensa carrera musical le depararán grandes éxitos en el complejo y competitivo mundo musical.