En su segunda película como realizador, y también actor aunque no protagonista, George Clooney se ha lucido. Ya demostró sus dotes para construir y relatar una historia en Confesiones de una mente peligrosa , presentada hace un par de años en la Berlinale. Era una historia del pasado inmediato relacionada con el medio televisivo, igual que Good night, and good luck (Buenas noches y buena suerte ), presentada ayer en la Mostra y que contó con un gran beneplácito general.

Hasta ahora el cine había tratado la feroz cruzada anticomunista del senador Joseph McCarthy en relación con actores, guionistas y realizadores. Pero nada se había dicho de sus personales y vengativas acciones contra la prensa. Clooney, que aparte de su buen aspecto se está revelando como uno de los cineastas más progresistas de EEUU, ha recuperado el caso del presentador, de la cadena CBS, Edward R. Murrow, que plantó cara al gran inquisidor de la América intolerante en los 50.

PERIODISTA EJEMPLAR "Buenas noches y buena suerte" era la despedida habitual de Murrow ante las cámaras, siempre cigarrillo en mano, tras sus análisis y reportajes propios de un periodismo ejemplar, que no cedía ante nadie. Sin la más mínima corruptela ni concesiones a lo que ahora sería lo políticamente correcto.

Clooney ha tenido varios aciertos. Uno, narrar la historia en un impecable blanco y negro, que nos sitúa perfectamente en la época. Otro, no cebarse en la víctima (el impresentable senador) sino limitarse a utilizar su propia imagen, sin recurrir a un actor, y echar mano de los archivos para reproducir todas sus acusaciones y métodos poco honestos, basados en simples sospechas o rumores. Otro acierto de Clooney ha sido el de escoger a David Strathairn como intérprete del personaje de Murrow. Está realmente genial.

"No soy periodista, pero sí hijo de un periodista", precisó Clooney ante la prensa, al tiempo que señaló que ha pretendido recuperar un episodio del pasado relativamente reciente, medio siglo. Sobre su línea como realizador admitió: "Tengo 44 años y me gusta mirar al pasado. Con esta película no he pretendido hacer una declaración política. Son problemas del pasado que pueden invitar a la reflexión en estos momentos".