Rehabilitado y cargado de buenos propósitos. Así ha reaparecido ante la prensa, después de varios meses de cura de desintoxicación, el último chico imposible de Hollywood. Colin Farrell promete a los 31 años dejar atrás sus problemas con el alcohol y los tranquilizantes. "He encontrado una nueva motivación en mi vida", afirma el actor irlandés que lleva, según dice, seis meses de sobriedad absoluta. La motivación especial se llama James, tiene 2 años y es el hijo que tuvo con su antigua novia Kim Bordenave. "Quiero verle crecer, ser su amigo y su padre y pasearme con él. Es mi gran prioridad en la vida", afirma el exadicto, que desde hace varias semanas asiste regularmente a las reuniones del grupo de ayuda Alcohólicos Anónimos.

Una reciente rueda de prensa en Los Angeles con motivo de la presentación de su última película, Corrupción en Miami , ha sido la oportunidad elegida por Farrell para retornar al circuito de la farándula, en el que a menudo se mueve con Claudine, su hermana y asistente. "La rehabilitación no me ha cambiado, pero me ha dado tiempo para mirar atrás y darme cuenta de lo que he estado haciendo durante los últimos cinco o seis años", comentó fresco como una lechuga, según destacan los que le vieron.

"ABSOLUTAMENTE DURO" En una entrevista en el late show de David Letterman, en la televisión estadounidense, Farrell profundizó en los detalles de su rehabilitación. "No he tomado un trago en seis meses. Ha sido duro porque beber era algo que hice cada día durante 15 años, así que fue absolutamente duro", confesó. El actor decidió poner solución a su problema y pedir ayuda cuando se dio cuenta de que sus hábitos estaban afectando su capacidad para ejercer de padre de su hijo.

El actor había estado, desde que terminara el rodaje de su última película, internado en una clínica de reposo. Su ingreso se produjo el pasado mes de diciembre "por iniciativa propia para recibir tratamiento por cansancio y dependencia de calmantes que le fueron prescritos por el médico, a propósito de una herida en la espalda", señaló entonces su agente.

Respecto a su paso por la clínica, Farrell comentó que lo malo fue que él se encontraba enfermo, pero destacó, como hecho positivo, que conoció a un buen grupo de personas que "intentaban enderezar cosas en sus vidas". "De todas maneras, no quiero volver allí", comentó.

SEXO Y BRONCAS Farrell era conocido desde hacía tiempo en los platós por su adicción al sexo, las broncas y el consumo desmedido de alcohol y cigarrillos, de los que ha llegado a fumar seis cajetillas al día, como aseguran sus compañeros de rodaje. En Corrupción en Miami, que ayer se presentó en Londres, Farrell interpreta a Sonny Crockett, el detective con inclinación por la botella que en la pequeña pantalla encarnaba Don Johnson, otro actor al que también se le altera el pulso.