Estrenar teatro en tiempos de crisis no deja de ser un signo de normalidad. Es, si puede decirse así, una obligación de las compañías de teatro. A pesar de que sus contratantes retrasen el pago de las funciones o ni siquiera les llamen. La mera necesidad de hacer teatro es suficiente impulso para que la función continúe. Es lo que les ocurre a La Estampa, de Almendralejo, y a Baraka, de Madrid. Hoy presentan en Extremadura sus nuevos montajes: una comedia ácida, social, crítica (Ultima luna de abril ), la primera, y un drama poético (No somos ángeles ), la segunda.

En Almendralejo, Concha Rodríguez vuelve a su territorio: el de la comedia social. Le ha bastado mirar a su alrededor, hacer composición de determinadas actitudes extendidas en la sociedad española de los últimos años para levantar esa crítica de costumbres que es Ultima luna de abril .

El final de un año malo para la actriz y dramaturga es, sin embargo, feliz por estrenar una obra suya, con su propia compañía y con catorce funciones cerradas, y por asistir en Madrid esta semana a los ensayos de otra de sus piezas, Hoy viene a cenar mi sobrino el concejal , en la que la actriz Rosario Pardo (Cuéntame ) protagoniza el papel que encarnó la propia autora.

Ultima luna de abril contiene la indignación que levantó el movimiento 15-M antes de que este acaparara el protagonismo en los medios de comunicación en mayo. La obra, de hecho, incorpora, como fondo sonoro, los sonidos de una manifestación que se celebró el 18 de ese mes. Pero sus dardos no se dirigen a la clase política sino a las clases sociales, a una amplia clase de ciudadanos que han vivido por encima de sus posibilidades durante años.

A esos ciudadanos los encarna una pareja de recién casados (Concha Rodríguez y Pedro Montero) que tienen poco tiempo para pagar los gastos generados por la boda (un banquete de 14.500 euros y una habitación de hotel de 500). Confiaban recaudar el dinero con lo que aportaran los invitados al convite. Pero las cuentas no cuadran. Encerrados en una habitación de un hotel de cinco estrellas apuran el tiempo en una batalla campal, "donde sacan lo peor de sí mismos".

Había que comprarse viviendas, coches... Un mensaje, cuenta Concha Rodríguez sobre el sustrato en el que ha escrito la obra, que caló especialmente entre los jóvenes: dejaban sus estudios para trabajar de albañiles, de manera que conseguían, en el fragor del auge inmobiliario, dinero rápido y suficiente para gastar, "hipotecándose hasta las cejas". Como hace la pareja de Ultima luna de abril . Hoy es su noche de bodas y quiere permitirse ese lujo de hotel y banquete.

¿Cómo afronta un estreno en esta situación de crisis? "Esta es la primera vez que lo hago sin recibir ayudas a la producción", recuerda la actriz. Así que los recortes vienen, por ejemplo, del reciclaje de escenografías de montajes anteriores, del recorte de sueldos o posponiendo su abono. "En esta obra he gastado veinte veces menos que en una producción habitual de la compañía". A cambio, las catorce funciones previstas en la red de teatro extremeña y el trabajo de adaptación de Hoy viene a cenar mi sobrino el concejal le "cubrirán las espaldas".

COMPAÑIA RESIDENTE Un panorama semejante describe José Manjón, actor y gestor de Baraka Teatro. Reciclaje de escenografía, alojamientos en casas rurales cuando viajan fuera de Madrid... "A la vieja usanza, como La Barraca de Federico García Lorca, o las Misiones Pedagógicas", señala Manjón. Durante dos semanas, el grupo madrileño ha sido compañía residente en La Nave del Duende para preparar No somos ángeles , que hoy estrena en este espacio teatral del grupo Karlik en Casar de Cáceres.

El grupo lo fundó María Caudevilla en Londres con un montaje de Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín , de Federico García Lorca. Y este y otro poeta, Miguel Hernández, han sido la inspiración de la compañía. En el 2010 Baraka fue candidata al Premio Max de teatro en la categoría de Mejor Empresario o Productor Privado de Artes Escénicas, en competencia con Animalario y Focus, una de las productoras de referencia de España.

Caudevilla y Majón son los gestores actuales del grupo. Ambos se conocieron en el Teatro de la Abadía y allí fraguaron una relación personal y profesional que les ha llevado a concebir un teatro poético, apoyado, como