Cada vez más asentado como producto cultural de referencia, el cómic reclama su cuota de protagonismo en la Feria del Libro de la capital española, donde las casetas de editoriales y librerías comparten espacio con la carpa de la Comunidad de Madrid, que consagra su espacio al noveno arte. Las últimas dos semanas han registrado un trasiego constante de visitantes por la instalación, en cuyo interior se puede contemplar una muestra de autores alemanes (Ulf K., Flix, Sascha Hommer, Reinhard Kleist o Line Hoven) y españoles (Paco Roca, David Rubín, Max, Juan Berrio o Carla Berrocal).

"Cada vez tenemos más lectores: las bibliotecas públicas hacen muchísimos préstamos y es innegable que existe un interés creciente. A la carpa se está acercando mucha gente interesada", explica Emilio Gonzalo, director de la Asociación Española de Amigos del Cómic.

Esta institución coordina las actividades que estos días se realizan en la carpa, donde más de 31.000 visitantes se han acercado para asistir a conferencias o solicitar la firma de dibujantes como Alfonso Aizpiri, Federico del Barrio, Nacho Arranz, Félix Ruiz o Jesús Martínez del Vals. El problema de fondo es que gran parte del público aún considera el tebeo como un producto infantil y juvenil.