Fue el elegido por los estudios Disney para revivir Star wars, y lo hizo dirigiendo la primera entrega de su tercera trilogía, El despertar de la Fuerza (2015). Tras pasarle el testigo a Rian Johnson para que dirigiera la segunda entrega, Los últimos Jedi (2017), regresó de forma inesperada -tanto para los fans como para él mismo- para completar la saga con la película que acaba de estrenarse en todo el mundo, El ascenso de Skywalker, que supone la culminación de las historias de Rey, Finn, Poe y Kylo Ren pero también -sobre todo- el de una historia que empezó hace 42 años.

-Ahora que su relación con ‘Star wars’ está terminando, ¿cómo se siente?

-Aliviado. Esta película representa el final no solo de una trilogía sino de tres, y por tanto es mucho más grande que ninguna otra de la saga. Más efectos visuales, más personajes, más piezas narrativas en movimiento. Desde que me puse al frente de ella, me di cuenta de que tenía que funcionar como resolución de una serie de temas, y complicaciones argumentales, y personajes heredados de entregas previas, pero también como película autónoma. Es el mayor desafío y el trabajo más complicado en el que me he visto envuelto en toda mi vida.

-‘El ascenso de Skywalker’ ha generado un alud de opiniones dispares. ¿Esperaba tantas críticas negativas?

-A decir verdad, en ningún momento dudé de que la respuesta de la crítica iba a ser divisiva. Supongo que esa polarización es consustancial a una saga como esta. No tiene sentido luchar contra ello, así que la única opción viable es aceptarlo.

-Muchos críticos piensan que la película trata de corregir a su predecesora, ‘Los últimos Jedi’, que dirigió Rian Johnson. ¿Es cierto?

-Claro que no. Por supuesto, si yo hubiera dirigido Los últimos Jedi habría hecho algunas cosas de manera distinta, del mismo modo que Rian habría hecho algunas cosas de forma distinta de haber dirigido él El despertar de la Fuerza. He trabajado muchísimo en series de televisión, y allí he creado historias y personajes que luego han sido desarrollados por otras personas; estoy acostumbrado a aceptar las decisiones de esas personas, sean cuales sean.

-¿Qué cosas de ‘Los últimos Jedi’ habría hecho usted de otra manera?

-La película me divirtió muchísimo por su constante empeño en sorprender al espectador una y otra vez. Y aprendí mucho de ella. Por ejemplo, hizo que me sintiera más libre para tomar riesgos que, a decir verdad, no habría sido capaz de tomar en El despertar de la Fuerza; entonces, yo estaba preocupado principalmente por encontrar un enfoque visual y narrativo que resultara adecuado para Star wars y no desentonara. Por otra parte, al ver Los últimos Jedi no pude evitar lamentar que todos los personajes permanecieran separados. Yo quería verlos de nuevo juntos, viviendo una aventura emocionante. En mi opinión, casi todos los mejores momentos de la trilogía original son aquellos en los que los personajes están juntos.

-¿Qué sintió al respecto de los agresivos ataques que aquella película sufrió de muchos fans?

-Vaya por delante que respetó enormemente a los fans. Ellos aman Star wars con un fervor casi religioso, y en ocasiones tienen ideas estupendas sobre la saga. Dicho esto, creo que actualmente, si no participas en las redes de una forma que haga ruido y genere controversia, es como si no existieras. Vivimos una época extremadamente enfadada. Y cuando a la gente no le gusta algo, el nivel de crueldad que se alcanza a la hora de expresar ese desacuerdo llega a ser inaceptable; es como si compitieran por ver quién dice lo más ofensivo, o lo más racista, o lo más misógino. Y ese es un gran problema que afecta no solo a las películas de la saga de Star wars sino a toda la sociedad.

-En cualquier caso, usted ha tenido un gran éxito gracias a su participación en tres sagas cinematográficas cuya duración se ha sustentado en el apoyo de los espectadores. ¿Significa que, de alguna manera, hace las películas para ellos? Después de todo, otra de las críticas vertidas sobre ‘El ascenso de Skywalker’ es que parece diseñada exclusivamente para satisfacer a los fans.

-Hacer películas como esta, o como Misión Imposible 3, o como Star Trek, requiere comprender y aceptar las responsabilidades derivadas de ello. Debes ser consciente de lo que la mera existencia de esas películas significa, y equilibrarlo con tus propios instintos creativos. En todo caso, decir que hago cine para complacer a los fans es ridículo. Completar una película es imposible si temes cómo van a reaccionar los fans o el estudio.

-Como parte de ‘Star wars’ y experto en la materia, ¿qué rumbo cree que la saga debería tomar partir de ahora?

-Obviamente, Star wars debe abrir nuevos caminos narrativos sin olvidarse del espíritu que ha convertido estas nueve películas y sus personajes en algo tan preciado. Y, en ese sentido, creo que la serie The Mandalorian es un trabajo impecable. En todo caso, mi cometido en Star Wars ha llegado a su fin. No me corresponde a mí decir qué camino debe tomar la saga a partir de ahora. El ascenso de Skywalker no pretende ser una puerta de acceso a otra línea narrativa o a una nueva saga. Por supuesto, puedo hacer volar mi imaginación y fantasear sobre posibles historias, o posibles personajes. Pero, ¿a quién le importa? A partir de ahora, mi opinión no vale más que la de cualquier otro fan.

-Está claro que no es el mejor momento para hacer esta pregunta, pero, si en el futuro vuelve a ser invitado a formar parte de ‘Star wars’, ¿aceptará?

-Podría decirse que acabo de terminar El ascenso de Skywalker hace cinco minutos, y no hay que olvidar que ni siquiera se suponía que yo sería el encargado de dirigirla. Ahora mismo soy incapaz de imaginarme otra vez en este universo. Me siento como si estuviera en un restaurante de bufet libre y acabara de llenarme dos veces el plato. Ya no voy a servirme más platos. Estoy lleno.