La exaltación de la lectura en la infancia que hicieron Nélida Piñón o Luis Landero y el aviso de Alberto Manguel ante la locura del mundo de hoy, "al que llevamos al borde de la destrucción con plena conciencia", marcaron la primera jornada del Congreso Nacional de la Lectura, que se inauguró ayer en Cáceres y en la que se reivindicó el libro como fuente de conocimiento.

El encuentro reúne durante tres días a escritores, profesores, periodistas, bibliotecarios, expertos en lectura y en gestión cultural para abordar el fenómeno de la lectura.

Frente a las cifras del Ministerio de Cultura, recordadas por el editor Manuel Rodríguez Rivero: el 58% de españoles son lectores, el panorama de la sociedad actual que ofreció Manguel parecía contestar cualquier optimismo. El autor de Una historia de la lectura alertó sobre la alta capacidad de manipulación de las instituciones en la gente y censuró el dominio del beneficio económico frente al artístico.

Los escritores que participaron en la sesión de la mañana centrada en la lectura y la creación, se retrotrajeron a sus inicios lectores, allí donde está la semilla de su escritura: la infancia, el territorio al que la escritora brasileña Nélida Piñón viajó en el discurso de apertura del congreso. La autora de Voces del desierto relató sus primeros años bajo el amparo de unos padres lectores que le condujeron liberalmente hacia los libros, le abrieron sin restricciones su biblioteca y le alentaron en el descubrimiento del mundo a través de las palabras.

La última Premio Príncipe de Asturias de las Letras evocó los personajes que le hicieron ver otros mundos: la intrépida Nyoka, Tarzán o autores como Dumas, Balzac y Dostoievski, y cómo del amor a la lectura surgió el deseo de escribir, en hojas de cuadernos que convertía en una revista, ejemplares únicos que vendía a su padre. Y simultáneamente descubría el mundo y el "drama humano", en sus vacaciones familiares de verano. Para Piñón, finalmente, los libros "en su dramática actividad de emocionar", son un baúl que alberga las maravillas que se buscan en la existencia.

El congreso de Cáceres es heredero del que iba a ser el primero en España en los años 30 y conocido por la correspondencia del crítico extremeño Enrique Díez-Canedo, según recordó el consejero de Cultura Francisco Muñoz en su intervención, en la que habló de convertir la lectura en un derecho social. La consejera de Educación, Eva Pérez, contrastó la situación lectora de Extremadura de hace treinta años, con altas cifras de analfabetismo, respecto a la actual, y el representante de la Fundación Sánchez Rupérez, Antonio Basanta, resaltó que tras siglos de penuria lectora España disfruta de las condiciones básicas para ser una sociedad lectora.