Cuando en 1977 se estrenó La guerra de las galaxias, pocos sabían que era el cuarto episodio de una serie de nueve filmes divididos en tres trilogías. Con el tiempo, para entenderla mejor en el contexto de la magna saga, pasó a llamarse La guerra de las galaxias. Episodio IV: Una nueva esperanza. Aquí empezó todo.

George Lucas, vicepresidente de la productora de su amigo Francis Ford Coppola, American Zoetrope, había dirigido dos películas, THX 1138 (1971), una muestra de ciencia ficción lo fi, y la generacional American graffiti (1973). Animado por el éxito de El padrino de Coppola y Tiburón de Steven Spielberg, Lucas, miembro de aquel clan de jóvenes directores dispuestos a asaltar el Nuevo Hollywood, desarrolló las andanzas de Luke Skywalker -de apellido Starkiller en el primer borrador-, la princesa Leia, Han Solo -inicialmente un mercenario con branquias y piel verde-, Chewbacca, C-3PO, R2-D2, Darth Vader, Lando Calrissian, Obi-Wan Kenobi, Yoda y compañía.

Sus influencias venían del serial, los cómics y el cine fantástico de serie B, y tenía en mente otro proyecto similar pero en el género de aventuras, el de Indiana Jones, que desarrolló después con Spielberg. Lucas quería que la saga galáctica fuera una representación de la rivalidad entre el Bien y el Mal cargada de simbología y mitología, y con otros referentes cinematográficos: la divertida relación entre los dos robots está inspirada en un filme de Akira Kurosawa, La fortaleza escondida.

INVERSORES PREOCUPADOS / Pero en el rodaje todo era confusión y los inversores andaban preocupados. No funcionaron las pruebas de cásting con actores como Kurt Russell, William Katt y Cindy Williams, inicialmente previstos para los personajes que harían Harrison Ford, Mark Hamill y Carrie Fisher. Lucas se discutía siempre con el director de fotografía Gilbert Taylor. El rodaje en Túnez fue insoportable debido a las altas temperaturas. Los copiones eran caóticos. Nadie sabía que pretendía Lucas. Con todo, el director había abaratado algo los costos, ya que la parte tecnológica corría a cuenta de la división de efectos especiales que creó en 1975, Industrial Light & Magic: los efectos fueron elaborados con un microprocesador personalizado. Por otro lado, uno de los ejecutivos de Fox, Alan Ladd Jr., siguió confiando en Lucas y le concedió, en cierta forma, el despertar de la Fuerza. Lo que vino después es uno de los negocios más lucrativos de la historia del cine.

POTENCIAL DESCONOCIDO / La película creció en la posproducción: ni la montadora del filme, Marcia Lucas, esposa del director, intuía el potencial que aquello tenía. Lucas contrató a James Earl Jones para que le diera gravedad a la voz de Darth Vader, la representación del lado oscuro, ya que no le convencía la entonación de David Prowse, el actor bajo el traje y casco negros. Elaboró sonidos orgánicos para Chewbacca y, mediante un sintetizador, mezcló imitaciones de voces infantiles para lograr la gama de sonidos alienígenas.

El éxito posterior fue bien rentabilizado. Lucas compró una propiedad para situar juntas todas sus divisiones y le puso el nombre de Rancho Skywalker. Repartió beneficios entre sus empleados. Y se tomó las continuaciones con calma. Entre el primer filme y La guerra de las galaxias. Episodio V: El imperio contrataca (1980) pasaron tres años. Otros tres entre este y La guerra de las galaxias. Episodio VI: El retorno del Jedi (1983). Lo mismo con la siguiente trilogía -que cronológicamente era la primera-: 1999, 2002 y 2005 son las fechas de La guerra de las galaxias. Episodio I: La amenaza fantasma, La guerra de las galaxias. Episodio II: El ataque de los clones y La guerra de las galaxias. Episodio III: La venganza de los Sith. Lucas volvió a la dirección con estos tres filmes. Son los más flojos: la técnica digital de principios del siglo XXI está a estas alturas plenamente superada.

Pese al impresionante éxito, la verdad es que, a más presupuesto, menos recaudación. La película de 1977 costó unos 10 millones de euros actuales y lleva recaudados 700. La segunda tuvo una inversión de 16 millones y recaudó casi 500. La tercera fue presupuestada en 29 millones y solo ganó 427. Lo mismo con la siguiente trilogía: los presupuestos fueron similares (103, 103 y 101 millones) y la recaudación fluctuó: 900, 585 y 765 millones, respectivamente. En estrictos números, los Sith ganaron a los Clones.

asaltar la banca / La última trilogía ya tiene cifras de otro mundo. De nuevo el éxito masivo con el primer jalón, Star Wars: El despertar de la Fuerza (2005): 220 millones de euros de coste y... ¡1.800 millones de recaudación! Star Wars: Los últimos Jedi (2007): 220 millones de inversión y 1.170 recaudados. Se prevé que Star Wars: El ascenso de Skywalker (2019) hará saltar la banca.

Todo esto sin contar el gran negocio galáctico del merchandising, las series televisivas de animación (The Clone Wars es la más destacada), los telefilmes sobre los ewoks, el centenar de novelas, los videojuegos para Lego, las atracciones en parques temáticos y los cómics: tiras de prensa, comic books de Marvel que adaptaron los episodios IV y V con los más florido de los autores estadounidenses de los 70-80 (Howard Chaykin, Archie Goodwin, Al Williamson, Carmine Infantino) y series posteriores como Imperio oscuro.

UNIVERSO EXPANDIDO / No hay universo más expandido que el de Star Wars, con o sin Lucas, en Fox o en Disney. En esta década se han rodado un spin off excelente, Rogue One: Una historia de Star Wars (2018), ambientado entre los episodios III y IV, y uno discreto, Han Solo: Una historia de Star Wars (2018), evocación de la juventud de Solo en la que Phil Lord y Christopher Miller (La LEGO película) fueron sustituidos en la dirección por Ron Howard, y en eso salimos perdiendo todos.

J. J. Abrams, renovador de la serialidad televisiva y embarcado como productor en otras sagas cinematográficas (Misión: Imposible, Star Trek, Cloverfield), se responsabilizó de la tercera trilogía aumentando la galería de personajes en contra de la opinión inicial de Lucas, que quería a Leia, Luke y Solo como figuras centrales. Star Wars: El ascenso de Skywalker es su última contribución a la franquicia.

JUGUETE INCOMBUSTIBLE / Pero el juguete sigue funcionando. Ya está en marcha The Mandalorian (2019), nueva serie creada por Jon Favreau y ambientada después del derrumbe del Imperio, y en fase de preproducción se encuentran el primer episodio de una nueva trilogía que debe dirigir Rian Johnson -firmante de Star Wars: Los últimos Jedi- y una miniserie de Deborah Chow centrada en el joven Obi-Wan Kenobi, de nuevo con Ewan McGregor como el maestro Jedi que en las tres primeras películas de la saga ideada por George Lucas apareció con los distinguidos rasgos del actor británico Sir Alec Guinness.