El pasado jueves, Isabel Allende obtuvo uno de sus galardones más ansiados y también el más prestigioso, el Premio Nacional de Literatura de su país, Chile, una distinción con la que los autores comerciales, como es su caso, no suelen contar.

El galardón que no fue concedido de forma unánime por el jurado llega después de varios meses de intenso debate en Chile entre todos los aspirantes y de que la candidatura de Allende fuera apoyada por una campaña previa que incluía a escritores, figuras del mundo público e incluso expresidentes de la República. Por ello, el nombre de Allende sonó insistentemente en Chile como posible ganadora.

Las críticas no han tardado en hacer su aparición. El ganador del Nacional, en el 2004, Armando Uribe, dijo: "Se ha producido claramente presión indebida sobre el jurado y esto no había ocurrido nunca en la historia de Chile. Me avergüenza haber recibido este premio". Antonio Skármeta se mostró más diplomático destacando la "versatilidad" de la autora así como su "conducta democrática y su proverbial generosidad".