El diestro Manuel Díaz, El Cordobés, herido de carácter menos grave ayer en Barcelona, seguirá ingresado en la clínica del Remei de Barcelona tras haber pasado la noche con "fuertes dolores y muchos mareos". Los médicos que le atienden supervisarán esta tarde la evolución de sus heridas antes de autorizar su traslado a la clínica Sagrado Corazón de Sevilla.

El torero ha declarado a la agencia EFE que se encuentra "un poquito mejor", aunque lo peor son "los dolores". "Es horroroso, las molestias de los tapones en la nariz y los mareos que desde anoche van y vienen", ha explicado El Cordobés. Sus allegados han detallado que la pasada noche el diestro no pudo descansar bien, porque se despertaba "cada dos por tres". "Le costaba mucho respirar con normalidad, además de los dolores que sufre por la cantidad de varetazos que se llevó", han añadido.

Esta tarde, los médicos que le atienden examinarán la evolución de la fractura del tabique nasal, le retirarán los tapones que le aplicaron tras la operación de urgencia en la enfermería de la plaza de toros y comprobarán que no exista hemorragia. También le explorarán los 28 puntos de sutura de las heridas que el diestro sufrió en la cabeza y el muslo derecho. Finalmente, al torero se le practicara una resonancia cervical para determinar la causa de los fuertes mareos que padece.

El doctor Enrique Sierra Gil ha asegurado que el torero "evoluciona correctamente" aunque seguirá en la clínica "un par de días con los controles clínicos y radiológicos adecuados antes de darle el alta".

EXCESO DE CONFIANZA

Pese a su estado, El Cordobés ha confesado "haberse confiado en exceso", ya que el toro, el segundo de la tarde de ayer en La Monumental barcelonesa, y de la ganadería de Juan Pedro Domecq, ya le había "avisado un par de veces".

"El toro no era nada fácil. Se acostaba un poco por los dos pitones y además no anduvo muy sobrado de fuerzas. Pero había conseguido afianzarme con él y llegué a conectar con la gente, y en un remate de pecho me echó mano y me tiró por los aires. Ya en el suelo recibí por todos lados", ha recordado el torero. Aun así, herido, conmocionado y con el rostro ensangrentado, El Cordobés volvió a la cara del toro para pasaportarlo, y posteriormente dejarse conducir a la enfermería donde fue operado de urgencia.