La película que dio el pistoletazo de salida a la saga Fast & Furious, A todo gas (2001), contaba la sencilla historia de un policía que se infiltrabaen una banda de atracadores aficionados a las carreras de coches. La acción de la novena, la recién estrenada Fast&Furious: Hobbs & Shaw, arranca cuando un hombre biónico montado en una motocicleta transformer trata de dar caza a una mujer que acaba de inocularse un virus capaz de destruir a la humanidad. Lo que empezó como un remedo automovilístico de Le llaman Bodhi, pues, ha llegado a convertirse en una variación de Los Vengadores en la que, para volar, los justicieros no usan martillos mágicos o telarañas sino, sobre todo, coches mecánicamente dopados.

Y buena parte del éxito de la serie radica en la potencia con la que se ha conducido hacia el epicentro del disparate, ignorando las leyes de la física, la lógica y la cronología -y todo el código de circulación- para ofrecernos el tipo de carreras, persecuciones, caídas libres, despeñamientos y choques al volante del que en un mundo real nadie saldría vivo, alcanzando en todo momento un grado de inventiva ante el que la única opción es quitarse el sombrero.

Es cierto que las películas basadas en la exhibición de virguerías sobre ruedas son muchas. Lo que distingue a las pertenecientes al universo Fast&Furious es que, en ellas, los bólidos no son solo medios de transporte o armas de combate sino el pasaporte de los héroes hacia la consecución del sueño americano. Muy resumida, la historia que cuenta la saga es la de unos hombres ordinarios que, cuando se dedican a quemar neumático, pueden hacer cosas extraordinarias. Los coches les proporcionan un espacio seguro, casi utópico, en el que las amenazas del mundo exterior no suponen un peligro. Para ellos el interior de un Mustang o un Lambo es como una iglesia, un lugar que ofrece salvación y en el que los milagros son posibles. Después de todo, lo que hacen esas máquinas no es del todo explicable por las leyes naturales. Prácticamente lo único que no les hemos visto hacer a estas alturas es alcanzar la estratosfera o viajar al centro de la Tierra, aunque eso bien podría suceder en Fast&Furious 9, que, según está previsto, no llegará a los cines hasta el año que viene.

Para amenizar la espera hasta la próxima cinta de la saga, a continuación repasamos algunas de las coreografías motorizadas más icónicas -por su inventiva, su valor sentimental o su absurdez- ofrecidas por la saga hasta la fecha:

ASALTO:

‘A TODO GAS’ (2001)

3 Literalmente, la secuencia que lo empezó todo. Tres Honda Civic negros decorados con neones de color verde bajo el chasis asaltan un furgón en movimiento. No está claro qué si lo más inverosímil de la escena es que uno de los Civics se cuele entre las cuatro ruedas del camión o que el botín sea un cargamento de reproductores de DVD.

EL ‘DRIFTING: ‘A TODO GAS TOKYO RACE’ (2006)

3 Un Ford Mustang Fastback de 1968, reequipado con el motor de un Nissan Slivia S15, se mide a un estupendo Nissan 350Z en una competición de drifting -básicamente, avanzar derrapando a través de una sucesión de curvas cerradas- a lo largo de una colina tokiota. Al final gana el Mustang, por supuesto, O es que alguien tenía alguna duda? Seguro que nadie.

LA CAJA FUERTE:

‘FAST & FURIOUS 5’ (2011)

3 Al mando de sendos Dodge Charger, Dom y Brian arrastran la cámara acorazada de un banco por las calles de Río de Janeiro. A su paso, la gigantesca caja fuerte siembra el caos y la destrucción, convirtiendo docenas de coches de policía en láminas de papel de aluminio.

EL TANQUE: ‘FAST & FURIOUS 6’ (2013)

3 Un Anvil Mustang del año 1969 es enganchado al cañón del tanque que está a punto de aplastarlo y, mientras cae por un acantilado, el coche hace volcar el vehículo militar. Al ver que Letty (la actriz Michelle Rodriguez) sale despedida al vacío, Dom choca su coche para salir volando y agarrarla en el aire.

ENTRE RASCACIELOS: ‘FAST & FURIOUS 7’ (2015)

3 En una de las plantas superiores de un rascacielos de la ciudad de Abu Dhabi, Dom Toretto (Vin Diesel) y Brian O’Conner (Paul Walker) roban un coche d ela marca Lycan Hyper Sport y, para escapar, vuelan al volante al edificio de al lado. Al aterrizar descubren que los frenos no funcionan. ¿Solución? Pisar a fondo para volar hacia un tercer edificio.