España está presente este año en la Berlinale con dos filmes candidatos al mejor corto, uno que aborda con sensibilidad el proceso de sanación y superación de una joven tras una violación y el otro un exvoto en forma de película inspirado en Montánchez (Cáceres) y con el agua y una piscina como protagonistas.

En Leyenda dorada, los directores Chema García Ibarra e Ion de Sosa acercan al espectador a un día de verano en una piscina municipal de un pueblo español.

El corto no gira en torno a unos personajes ni tiene una historia; lo que importa es el lugar, rodeado de una "atmósfera particular", explica García Ibarra.

El único protagonista del corto es el agua y la piscina, no las personas, y todo está construida alrededor de eso, con una "serie de microsituaciones" que combinan "destellos de naturalismo" con otros "más misteriosos, inexplicables , extraños y estéticos" para crear una cosa que no es ni lo uno ni lo otro, precisa.

Así se crea una atmósfera que les gusta mucho y que no es "ni una cosa totalmente misteriosa ni totalmente domestica", sino una especie de mezcla.

"Dentro de esa cosa naturalista y de esas cosas extrañas también está el elemento exvoto que nos gustaba mucho", señala De Sosa.

En el viaje a Montánchez, el pueblo de su madre, para preparar un largometraje que finalmente dio lugar a este corto, ya se declararon fans de las pinturas exvoto que pueden verse en iglesias y ermitas, en las que la gente por ejemplo se representa a sí misma en una cama junto a la virgen, que los ha salvado, explica.

"Esa forma de arte nos interesaba mucho y la idea era hacer un exvoto que no fuera ni una pintura ni una escultura, sino una película", precisa García Ibarra.

El corto está basado en un guión que escribían ambos para una película que dirigiría De Sosa, "pero la película se atascó, no salía adelante", explica.

Pero habían trabajado tanto el guión y esa atmósfera que les gustaba tanto que García Ibarra construyó un corto -que no tiene nada que ver con la película-, pero que se negó a dirigir en solitario.

"No voy a dirigir un corto en tu pueblo, en el que va a salir tu familia y lo voy a filmar yo, es que es absurdo eso", asegura García Ibarra que le dijo a su compañero.

Así nació este tercer proyecto en común y el primero como codirectores, después de que se conocieran en 2013, cuando García Ibarra trajo a la Berlinale su corto Misterio y De Sosa le contactó porque estaba atascado con otra película Sueñan los androides, que a su vez se proyectó en este mismo festival en 2015.

En Suc de síndria, de Irene Moray, una pareja pasa unos días de vacaciones con amigos en medio de la naturaleza y ella, entre lágrimas y risas y con apoyo de él, sanará viejas heridas y buscará de nuevo la capacidad de llegar al orgasmo.

La realizadora explica que con este corto quería "aportar luz" sobre una cuestión que le parece muy grave y ofrecerles a las mujeres que han pasado por una situación de abuso o violación "una narrativa de sanación y superación" que considera que la sociedad no les permite aún.

Para Moray existe, además, un doble rasero "muy fuerte", donde por un lado parece que está mal visto que la mujer se empodere demasiado porque "entonces es que no te ha pasado" y, por el otro, "si hablas, eres un palo".