Los periodistas, generalmente, escribimos sobre lo que vendrá: sobre lo inmediato. De hecho, si leen algunas noticias internacionales sin haber abierto un periódico en semanas, se sentirán como si hubieran aparecido en la obra a mitad de la función. Pero también escribimos sobre lo que pasó. Desde el martes hasta ayer, en Cáceres, lo que ha pasado ha sido teatro: un teatro distinto a veces, con muchos lenguajes insertos en las funciones: el de los versos de Miguel Hernández, por ejemplo, en El grito herido; el del mimo, el del flamenco, el del gesto. Algunos programadores se preguntaban, durante las comidas, si estábamos abandonando el teatro de texto, pero ha habido teatro de texto incluso en obras infantiles.

Es la segunda Muestra Ibérica de Artes Escénicas que se organiza y la única pega es que coincide con el Festival de Cine Inédito de Mérida y que no se puede estar en dos sitios a la vez. El cine hoy nos ofrece la oportunidad de reflexionar, con Ai Weiwei, sobre los refugiados. Se proyecta Marea humana. En una de sus frases se dice que el mundo está menguando y que todas las personas van a tener que aprender a convivir con gentes de diferentes culturas y costumbres. Todavía estamos en ello. Muchos ciudadanos queremos hacerlo. Los políticos que ocupan los más altos cargos parece que no: recuerden el cierre de fronteras de esa Europa que luego aprueba leyes para pescar en aguas que no nos pertenecen y para robar comida a personas que sí la necesitan: todo legalmente, eso sí: tan legal como el apartheid. Para denunciar esto que cuenta Ai Weiwei, la gala de clausura del Festival de Cine Inédito estará dedicada a los refugiados.

Este fin de semana, además, se celebra el encuentro de Fatex en Arroyo de la Luz: esa cita anual que reúne a los que hacen teatro amateur en Extremadura. El presidente de la Federación, Pepe Martínez, me contaba que todas las compañías se habían dado cuenta en los últimos años de que necesitan contar lo que está ocurriendo ahora: cada una de las crisis de este mundo nuestro, que se está haciendo pequeño, sí, pero que también es cada vez más bronco, más desconfiado, más receloso hacia el diferente.

Eso también me contaba Manu Medina, de Teatro Brut, que monta obras en las que actúan personas con discapacidad. Ellos hacen teatro, los personajes se adaptan a los actores, se busca la autenticidad y que cada uno aporte lo que mejor sepa ofrecer, pero todavía se les ve como si fueran los paladines de una (necesaria) acción social, pero no como gente que construye arte: no como si formaran parte de una verdadera compañía… incluso en el gremio (y miren que es triste que ese parámetro de pensamiento anide en cerebros que han leído a Shakespeare y han leído a Lorca). Unas jornadas como las que ha habido estos días, hablando de teatro inclusivo, son más que necesarias para que se puedan plantear actividades que visibilicen, por fin, a toda la población. A los que hacen arte, pero están en silla de ruedas o tienen síndrome de Down también.

Hablamos de lo que ha pasado antes porque esperamos que algunas obras giren. Esperamos que gire Genoma B y que toda la gente que la vea se haya leído antes La casa de Bernarda Alba, porque Genoma B se disfruta mucho más si uno ha revivido la tragedia. Albadulake es una compañía que siempre trabaja con rigor y ha creado un Genoma B con tintes de humor, muchos lenguajes, mimo, malabares, verticales y cante flamenco y una madre con alma de hierro que ha sido una de las sorpresas de la feria. Han llegado también, siempre reconocibles en sus genialidades, los de la Companhia do Chapitô, con su Atelier para tempos mortos y su geriátrico tierno y, además, están grabando un documental por los 25 años que cumplen y uno de los escenarios ha sido el Gran Teatro. Y los de Excéntricas, seis tiarrones que dinamitan el patriarcado y el concepto de macho. Y por primera vez hemos visto a una compañía que ha venido de Canarias.

Pero a mí me gustan las historias personales también. Y voy a hablar de dos personas. Una es actor (le pueden ver en Licenciado Vidriera, con un texto dificilísimo), es bailarín, es un escenógrafo superlativo, con un gusto exquisito y una creatividad tan generosa. Se llama Diego Ramos y nunca te pregunta qué te ha parecido su obra: solo te abraza muy fuerte y se interesa por cómo estás tú.

La otra es un chaval de 10 años que se sentó a mi lado en el Gran Teatro y con el que hablé de Sherlock Holmes, Irene Adler y Arsène Lupin. Cuando nos despedimos, le di un beso. «Sé que esto no se hace, pero me gustas mucho -le dije- y no sé si te voy a volver a ver». Leer le protegerá, me consolé. Le protegerá y le hará tener dudas y quién sabe: quizá dentro de unos años, otro niño se siente a su lado en un teatro y él le hable de Holmes, de La Pimpinela Escarlata, de Simenon.

‘Marea humana’. Viernes, 24 de noviembre. 20.00 horas Cinesa El Foro (Mérida).

Gala de clausura del Festival de Cine Inédito de Mérida. Sábado, 25 de noviembre. 20.00 horas, Centro Cultural Nueva Ciudad. Polígono Nueva Ciudad (Mérida).