"No importa el pasado. Si miras a Dios, puedes renacer". Las palabras las pronunció recientemente Sylvester Stallone en una teleconferencia con líderes religiosos, uno de los actos de la campaña de promoción de Rocky Balboa, que el actor ha centrado en un público cristiano que, como demostró el éxito de La Pasión de Cristo, sigue ganando peso en Hollywood.

Stallone --que creció educado en la religión católica antes de dejarse "llevar por la tentación"-- abrió esa conversación con líderes religiosos recordando que el primer plano en el Rocky original es un cuadro de Jesucristo que parece mirar al boxeador. Y aseguró que Balboa vive siguiendo el ejemplo cristiano. "Perdona. No es amargo. Siempre pone la otra mejilla. Y es como si toda su vida la pusiera al servicio a los demás", explicó el actor, que llegó a definir la iglesia como "el gimnasio del alma".

Es difícil imaginar cómo entrarán los valores cristianos en el discurso de Stallone cuando se meta el año que viene en la piel de otra de sus creaciones emblemáticas que también vuelve a la pantalla: Rambo. Difícil pero no imposible. Lo ha definido como "un guerrero cristiano".