S suena la música de Terminator en la abarrotada sala de prensa del festival de San Sebastián. Aparece Arnold Schwarzenegger (qué 70 años tan bien llevados) y se escuchan aplausos y vítores. El héroe del cine de acción, y azote de Donald Trump, se sienta y pasa del pinganillo para la traducción. Prefiere que «la hermosa» conductora de la conferencia de prensa haga ese trabajo. No cuela, así que, obediente, se lo pone. Consciente de la expectación política que ha suscitado su enfrentamiento con el 45 presidente de Estados Unidos, mira a la sala, agradece la labor de los reporteros y les pide que todas las crónicas tengan un mismo titular: «Mi película es una maravillosa fiesta visual y todo el mundo debería verla». Mide 1,88 metros y su cuerpo moldeado en el gimnasio todavía da miedo. Cualquiera le lleva la contraria.

‘LAS MARAVILLAS DEL MAR’ / Schwarzenegger es hoy un cruzado del medioambiente. «Sí, yo lo llamo cruzada. No veo otro nombre mejor para definir la tarea de crear un futuro mejor para tus hijos y tus nietos», añade (tiene cinco hijos). Está en San Sebastián para presentar en la sección oficial una película de la que es productor y narrador: Las maravillas del mar, en la que Jean-Michel Cousteau (hijo del legendario investigador del mundo submarino) mete las cámaras en las profundidades del océano y nos muestra un universo desconocido, hermoso, colorido y vivo. La espectacularidad de las imágenes confirma el mensaje del filme: enamórate del océano y cuida el planeta porque solo tenemos uno. Y no vale mirar para otro lado. Parafraseando a Kennedy, el actor y exgobernador de California insiste en que no hay que pensar en qué hace el medioambiente por ti, sino en lo que tú haces por él.

El 13 veces Mister Universo tiene alma de ecologista desde que nació en 1947 en Austria, un país que «protege sus bosques, sus ríos y su aire». Su padre, oficial de policía, quería que siguiera sus pasos, pero él -fascinado por las películas de Hércules- emigró a EEUU y se dedicó a cultivar los músculos para después zambullirse en la interpretación.

Nunca dejó de ser ecologista, pero su amor por el planeta se incrementó cuando se convirtió en político. Ejerció de gobernador de California del 2003 al 2011 y durante su mandato aprobó leyes históricas a favor del medioambiente. «En California demostramos cómo combatir los gases de efecto invernadero y tomamos una dirección verde. Todos nos dijeron que era un suicidio. Ahora resulta que el PIB de todo el país crece el 2% y el de California, el 5%». «Si el Gobierno federal y Donald Trump fueran inteligentes copiarían lo que estamos haciendo en California».

El protagonista de Desafío total es republicano, pero un republicano muy poco ortodoxo que ha enarbolado la bandera de la causa homosexual y está a favor del aborto. Desde que ganó Donald Trump se ha cruzado demoledores mensajes con él vía Twitter. Fuera de la conferencia de prensa, en un encuentro con pocos periodistas, Schwarzenegger confiesa que echa de menos la política. La Constitución estadounidense le prohíbe presentarse a presidente porque no ha nacido en el país de las barras y las estrellas. «Si no fuera por eso, me habría presentado a las últimas elecciones», confiesa el actor, que mantiene varios negocios de culturismo además de seguir con un pie en Hollywood, donde rodará una próxima entrega de Terminator.

EL AGUA ES APOLÍTICA / A pesar de que echa de menos la política, tiene claro que el cambio climático no es -o no debería serlo- una cuestión de partidos. «El agua no es demócrata ni republicana. El aire tampoco lo es. La cuestión es que cuidar el planeta es un asunto de la gente. Se trata de salvar vidas. La contaminación mata a siete millones de personas, más que los accidentes de tráfico o los homicidios. Tenemos que hacer algo». ¿Qué podemos hacer? Fácil: «Ir al cine y ver Las maravillas del mar». ¿Se atrevería el forzudo actor a enseñar la película en la Casa Blanca? «No creo que Trump esté esperando mi llamada», responde con sorna.

Acabó piropeándo a la prensa. «La gente se queja, pero a mí me gustáis. Si no fuera por la prensa yo no estaría aquí. La prensa siempre me ha apoyado, también en el cine. Y eso que a veces las críticas eran negativas, pero, claro, no todas mis películas son excelentes. De hecho, algunas son para tirarlas al váter».