Una canción no es un poema con música: es una canción. Pero en el pop-rock español menos convencional, ese que se etiquetó genéricamente como alternativo, han surgido cantantes cuyas composiciones apuntaban maneras de escritor. Poco a poco, los jóvenes músicos de los años 90 se han atrevido con la seria literatura. Actualmente coinciden en las librerías textos de Sergio Algora (el difunto cantante de El Niño Gusano y La Costa Brava), Antonio Luque (el líder de Sr. Chinarro), Nacho Vegas y el veterano Javier Corcobado.

En la mayoría de casos son aventuras tímidas: narraciones cortas recogidas en libros de escasa tirada en modestas editoriales. Sin embargo, confirman todos ellos la extendida teoría de que en la penúltima generación de grupos españoles hay autores con un consistente nivel literario. Y, en algunos casos, estas narraciones son un muy recomendable complemento a la obra musical, pues sus autores se mueven con más libertad y franqueza.

Doble y triste pérdida

El aragonés Sergio Algora fue casi tan prolífico grabando canciones como escribiendo libros. Publicó en vida cuatro poemarios, una obra de teatro y una colección de relatos. Y cuando falleció, en julio del 2008, ya había dejado listo un segundo libro de cuentos, No tengo el placer . Eran 23 relatos cortos de una imaginación tan desbordante como la de sus canciones. En ellos hay terror, sexo, referentes pop, enfermos que creen ser Julio Iglesias, deprimidos futbolistas llamados Cristiano y biógrafas de profético instinto asesino.

Ante No tengo el placer cuesta reprimir los elogios: Algora era tanto o más certero escribiendo que componiendo canciones. Un relato fantástico le servía para retratar con precisión a los pijos adinerados, su visión rayos X le permitía describir a una preciosa bañista y sus aún no diagnosticados pólipos en el colon.

Antonio Luque, en cambio, nunca vio claro convertirse en escritor. Hace un año y medio aún decía que el único modo de debutar sería sentarse un día, escribir del tirón y enviar el resultado de inmediato. Socorrismo parece hecho así. Luque caza imágenes, lanza ideas y enlaza frases larguísimas e ingeniosas a velocidad de vértigo. Sabido es por los discos de Sr. Chinarro que posee una mente privilegiada: piensa muchísimo y más rápido que el resto de mortales. Que nadie se avergüence si al acabar sus dos relatos ha de volver a la primera página y releerlos con detenimiento.

Justo al revés ocurre con Política de hechos consumados , el libro de "relatos, monólogos y poemas" de Nacho Vegas. En cuanto lo cierras sientes un gran alivio. La prosa del asturiano, sincera, brutal y con la muerte siempre zumbando en la nuca, te deja destemplado. Cuesta distinguir entre realidad y ficción, pero llega un punto en que ya da igual.

Este libro no es una novedad, sino la ya tercera edición de una exitosa compilación de textos impresos en el 2004. Son relatos sórdidos y existenciales que ayudan a comprender mejor su rumbo artístico y vital.

Javier Corcobado, cantautor maldito, ya había explorado su faceta literaria en sus tres décadas como músico. Ahora publica Cartas a una revista pornográfica viuda , un poemario donde exprimir el lenguaje castellano y ahondar en sus temas favoritos: dolor, muerte, destrucción, soledad... Una vez más se difumina la línea que separa obra musical y literaria.