Los días previos a la mejor noche del año, Sus Majestades saquean librerías. A veces también compran ropa. Poca, porque mi carta a los Reyes (y la del resto de mi familia) está llena de libros. Recomendarlos no se me da bien porque cada lector traza su propio camino, pero sí me gusta romper mitos absurdos, que existen, como que la poesía es aburrida o ininteligible o que los cómics son esa cosa para niños o ese hijo pequeño del cine o de la novela o de la pintura (¿o de qué?) o de que hay que entender mucho de música clásica para ir a un concierto.

Cáceres y Badajoz comienzan el año con música. Con los Coros del Ejército Ruso, con los tangos de una señora que canta tangos como nadie y que va a ofrecer un repertorio de temas muy conocidos en España y otros que no lo son tanto. Si ha tenido la desgracia de que le dejen en fin de año, puede ser catártico. Si echa de menos Argentina, como me pasa a mí, también. Luego habrá gospel, esa música espiritual que nació de las iglesias afroamericanas y que nos legó a cantantes como Mahalia Jackson o Sam Cooke.

Leer a Twain

Allí, a orillas del Mississippi, down by the riverside , vivían tres niños que se llamaron Tom Sawyer, Huckleberry Finn y Becky Thatcher. A Twain hay que leerlo. Todos los años, si se puede. Y no solo eso: ya que estamos, aprovecho para pedir, rogar y suplicar que alguien traduzca su autobiografía al español, que en inglés salió hace cinco añazos sin censuras. En 2016, Sexto Piso publicará Las aventuras de Huckleberry Finn . Mientras tanto, pueden leer las de Tom Sawyer o su Guía para viajeros inocentes , de Ediciones del Viento, que es hilarante como solo sabe serlo Twain.

El cómic

Este señor dibuja paisajes como nadie. También lo hacían otros: algunos pintaban batallas, por ejemplo, como Velázquez. El pintor está ligeramente alejado del cuadro. Eso lo escribió Michel Foucault, en un ensayo pequeñito que aparece en Las Meninas , que es un cómic. Leemos un texto desde el cual, a su vez, nos lee un escritor. Pero es que no se trata de un texto: es una viñeta.

Podría escribir mil líneas sobre esto. Sobre la manera en que nos enfrentamos a un tebeo, a la composición de una página (que no es un cuadro, pero que se observa, en principio, como él: como un todo); sobre la forma en que el texto puede imbricarse con la imagen: la tipografía, el marco de la viñeta; el espacio vacío que también hay que observar y que reconstruir; la estructura, el punto de vista y el cómo las competencias discursivas de cada uno (en arte, en literatura, en guión, en el tema que se aborde, en las disciplinas que aparezcan) son fundamentales, como en todo, para conformar un gusto estético que no es sino tu propia forma de mirar.

Y Javier Olivares y Santiago García, que piensan en todo esto, en cómo se construyen los espacios vacíos (que es como hay que leer un cómic), han creado, con Las Meninas, de Astiberri, la historia de una mirada y de un espejo.

Emmanuel Guibert también sabía mirar de esa manera. Hubo un día en que este señor se encontró con un anciano y le pidió que le contara su vida: Háblame de la guerra y de la infancia. Y con eso creó La infancia de Alan , que nos enseñó cómo los lugares que habitamos son solo recuerdo y parecen inmensamente grandes y que siempre hay un suceso, un suceso horrible, que marca el final de la niñez. La niñez es una casa: la vida adulta son escombros. Lo contó también Emily Dickinson en un poema: Busco aquí una vida que dejé: ¿aún sigue en esta casa?

Poesía

Poesía, digo. Nórdica publicó hace algún tiempo El viento comenzó a mecer la hierba . Y los poemas de José Hierro dibujados por él mismo. No, no hace falta entender de poesía para leer a Daiana Henderson, Ballerina Vargas Tinajero, Elena Román, David Eloy Rodríguez, Héctor Hernández Montecinos o Mario Montalbetti, todos ellos publicados por Ediciones Liliputienses, que es extremeña y a la que no sé por qué se le hace tan poco caso en Extremadura (hasta las bibliotecas: no hay quien lo entienda: tienen un catálogo para enmarcar) que, además, organiza sin ayudas el evento literario más estimulante no solo de esta región, sino de buena parte del país: pero de eso hablaremos en febrero, cuando sea el tiempo de Centrifugados.

Nos quejamos siempre, los que leemos, de la poca penetración de la literatura hispanohablante de otros países en esta España nuestra, pero, cuando llega, no le hacemos caso. Ocurre en todas las ciudades, de todos modos. No conozco ninguna, de provincias, digo, en la que sus habitantes no se quejen de que es que nunca hay nada. Eso, con programaciones de teatro llenas, salas de cine con películas en versión original, exposiciones, conciertos y librerías. Hay mil mundos ahí afuera: conocerlos puede ser un buen proyecto de año nuevo.

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Dioni D'Amaral. Sábado 2 de enero, 21.30 horas. Gran Teatro de Cáceres.

Mississippi Gospel Choir. Sábado 2 de enero, 21.00 horas. Teatro López de Ayala de Badajoz. Domingo 3 de enero, 18.00 horas, GRan Teatro de Cáceres.

Ejército Ruso de San Petersburgo. Lunes 4 de enero, 20.00 horas. Teatro López de Ayala de Badajoz.