José María Cumbreño (Cáceres, 1972) acaba de publicar La parte por el todo (Ediciones La Isla de Siltolá), una antología poética en la que hace una selección de lo más representativo de su poesía, que es su "forma de vida, algo esencial y necesario".

Así lo manifiesta el poeta en una entrevista, al tiempo que precisa que la publicación enuna redición de todos los libros suyos publicados desde el año 2000, aunque el germen de su primera obra Las ciudades de la llanura es en 1998, y culmina la obra con su último trabajo de 2011, Genealogías . "He tratado de ponerme en la piel de quien no conoce nada anterior de mi poesía", manifiesta.

En este sentido, señala que La parte por el todo es un libro que "puede parecer engañoso, dado que juego al escondite con el lector y muchos poemas podrían engañar". Al respecto, se fija en Rafael Pérez Estrada, "un poeta genial al que le gusta jugar con los equívocos, capaz de publicar en novela un poemario", es por ello que a Cumbreño le gustan "los territorios fronterizos, así como conocer los géneros para combinarlos y no rechazar la mezcla".

Según explica, "hay quien distingue los límites entre la literatura y la vida, pero yo no soy capaz de saber dónde termina una y dónde empieza la otra". Por ello, al escribir "siempre tengo presentes cuestiones ciudadanas, mi familia o mis hijas; de modo que la poesía forma parte de mi existencia y es un compromiso, en el sentido de que me voy empapando poco a poco de lo que escribo y mi literatura busca lo cercano desde mi vida", el poeta extremeño.

Asimismo, define su estilo poético como "imperfecto, nada purista y misceláneo", pues sus textos "para un lector de poesía pueden parecer otra cosa", argumenta Cumbreño, quien justifica que no le interesa "la literatura correcta" y su estudio se basa "en la búsqueda".

No en vano, "como punto de partida la poesía está presente en todo lo que hago, aunque después la cosa se bifurca y toma la forma que le da la gana", destaca el poeta, quien recalca que "los libros deciden hacia donde quieren ir, a pesar de que escriba con la idea de poemario".

Al hilo de ello, proclama que "al artista se le debe exigir que se arriesgue siempre, sabiendo que en muchos casos fracase y lo que produzca no alcance el resultado que espera". No obstante, afirma que él conoce "perfectamente" sus limitaciones en el mundo de la literatura, que, a su juicio, "está en otro sitio respecto al mundo del arte lleno de pavos reales que presumen". Aún con todo, José María Cumbreño no se considera "en absoluto proscrito y escribo como me apetece y consigo hacerlo, intentando escribir los libros que me gustaría leer".