Carla García no olvida que cuando tenía 15 años ocupaba los últimos atriles de la Orquesta Joven de Extremadura (Ojex). Lo dice hoy que es la concertino (la solista de los violines de la primera fila de la formación) en el concierto que ofrece esta formación en Badajoz.

Hace más de cinco años, recién llegada a la nueva orquesta, había superado la sensación de "miedo e inseguridad" con que afrontó las pruebas de selección para esta institución, que hoy es una referencia en España, según afirma su director, Miguel Romea.

El también recuerda y compara aquel primer concierto de presentación en Guadalupe. "Mientras estábamos ensayando hace un momento y escuchaba el sonido de la obertura Rosamunda , de Schubert, lo comparaba con el de la misma pieza que se escuchó en el monasterio y me sonreía por dentro".

CONTINUIDAD Sí, el salto ha sido cualitativo. Aquel "nivel de principiante" tardó dos años en alcanzar "buenos resultados". Pero la evolución fue, según Romea, rapidísima. La siguiente promoción logró amoldarse a los ya experimentados músicos que habían contribuido a fundar la orquesta. Y ya no pararon. "Hemos logrado continuidad y que no se noten los sucesivos relevos", señala Romea.

Quien quiera comprobarlo, podrá acercarse hoy (20.30) al palacio de congresos de Badajoz para escuchar este concierto que conmemora cinco años de trabajo (en realidad cinco años y medio, pero se ha elegido este momento para celebrar la efemérides), y en el que participan 80 músicos, algunos de los cuales dejaron la formación al rebasar la edad máxima de 24 años establecida para permanecer en ella.

Uno de los que se reencontrarán con la orquesta es Santiago Marín, de 25 años, nacido en Llerena y residente en Puebla de la Calzada. Formó parte de la primera generación de la Ojex, en la que permaneció durante cuatro años. "Fue una oportunidad única", afirma. Intérprete de flauta travesera, tras dejar el conjunto extremeño trabajó seis meses en la Joven Orquesta Nacional de España y en la Orquesta Ciudad de Granada.

Sin antecedentes familiares, Marín cuenta que en el colegio ya mostraba aptitudes musicales. "Tenía buen oído", dice. Aconsejado por el director del coro Amadeus, decidió presentarse a las pruebas de selección de la Ojex y aprobó.

"Estos años me han servido, a mí y al resto de compañeros, para tener una proyección nacional, para entrar en el círculo de trabajo de la música", bien en la propia Orquesta de Extremadura o en otras formaciones españolas.

Actualmente es profesor en el conservatorio de Badajoz. El es uno de los más de doscientos músicos que han pasado en este lustro por la orquesta. "Este tiempo hay que valorarlo especialmente porque partimos de la nada", apunta Miguel Romea.

Este director y pedagogo musical es el único director que ha tenido la Ojex. Se presentó a las pruebas de selección convocadas entonces y fue elegido. Romea subraya esta continuidad como un modo de "dar coherencia al