Leyó todas las críticas y comentarios en su contra; luego decidió ignorarlos y se puso a rodar. Hoy, Daniel Craig habla de repetir con James Bond. El actor británico no hace ascos a convertirse en el nuevo rostro del super héroe en el siglo XXI. Aunque su preferido es Sean Connery, parece que ha logrado el reto que se impuso de "crear algo distinto" porque el público, afirma, "ha dicho que es una buena película y que hay que verla".

Informal de cintura para abajo (vestido con vaqueros) y serio en la parte superior del cuerpo (traje azul con chaleco, impecable camisa blanca y corbata azul clara), el actor de 38 años visitó ayer Madrid acompañado de la mayor parte del elenco artístico y técnico, excepto la nueva chica Bond, Eva Green.

El danés Mads Mikkelsen (el villano más frío e inquietante de la saga), la italiana Caterina Murino (Solange, una secundaria chica Bond), el director Martin Campbell y la productora Barbara Broccoli, lo arroparon.

Casino Royale , que se estrena el próximo viernes en las salas españolas, se inspira en el Bond de primera hornada, aquel que protagonizó la primera novela --de la que toma el título-- con la que Ian Fleming inició su carrera en 1953. El guión de Paul Higgis (oscarizado director de Crash y guionista de Million dolar baby y Banderas de nuestros padres , ambas de Clint Eastwood) reúne los elementos que explican el personaje: una mezcla de "fuerza y vulnerabilidad", que marca la diferencia con los anteriores protagonistas, especialmente con el tieso empaque de Brosnan.

"Realmente lo que me decidió a aceptar fue el guión", explica sobre los prolegómenos de un proyecto que hipoteca la carrera de todo actor: "No quería que me gustase porque así podía decir que no. Pero me conmovió".

La novela original no dice nada sobre el aspecto físico del héroe, más allá de su clásico esmoquin, "necesario para ocultar un arma", dice un bromista Craig. Rubio y con unos intensos ojos azules --los primeros detractores ya se han rendido ante lo que tacharon de herejía--, el actor formado en el teatro de su país y con casi todos los personajes de Shakespeare como equipaje, saca ventaja a sus cinco antecesores en varias cosas: está más musculoso, luce más tiempo desnudo que ninguno, le da igual que el Martini se lo ofrezcan mezclado o agitado, no se ayuda de tantos artilugios tecnificados, se enamora y llora ante la pérdida de la mujer amada.

SU INTENCION "Mi objetivo era crear algo lo más nuevo posible, respetando lo que se había hecho", afirma Bond, que se preparó a conciencia para las escenas de acción en las que sangra más profusamente que sus antecesores. "Creo que es más creíble porque se ve que hay pocos dobles", dice la productora, y el director subraya: "Es atractivo, tiene sentido del humor, y toda mujer quiere acostarse con alguien así".

Han pasado 12 libros y 20 películas hasta llegar a Craig, y el agente al servicio de su majestad la reina británica se ha adaptado a los nuevos tiempos. Si sobre la novela pesaba la sombra de la guerra fría, en la versión cinematográfica el malo financia operaciones terroristas y se juega el dinero que le dan los gobiernos corruptos africanos en los casinos en un mano a mano con su oponente.