Dave West, el empresario que pagó 150.000 euros por dos entradas para la fiesta benéfica que celebró el domingo el matrimonio Beckham con motivo del Mundial de Alemania, decidió quedarse en casa, humillado por el trato que dijo haber recibido, que incluía una cláusula de confidencialidad, según indicó ayer el diario The Independent. "El acuerdo de confidencialidad suponía que si yo lo firmaba, no podría hablar de la fiesta ni con mis amigos", aseguró el magnate.