El cineasta y escritor David Trueba, que ha publicado nuevo libro, "Érase una vez", está convencido de que los españoles "ya se han dado cuenta de que les han estado engañando durante años diciendo que el cine y los del cine estaban subvencionados".

En su opinión, destaca en una entrevista con EFE, "habría que preguntarse quién y por qué desde los medios se ha empeñado en que solo supiéramos que estaba subvencionado el cine".

"Un año de subvención a un partido político como el PP, y será similar a la del PSOE, es tres veces toda la subvención a toda la industria audiovisual", ha precisado el director de la película "Soldados de Salamina", basada en el relato de Javier Cercás, y autor de la novela "Saber perder", Premio de la Crítica.

Considera Trueba que "lo que pasa en el cine es curiosamente lo mismo que en el resto de la sociedad: no se arregla con ayudas, se arregla generando estructuras. En el cine, las subvenciones existen porque nadie se quiere enfrentar al monstruo de un país colonizado por las películas americanas; y se tapa con parches".

El escritor y cineasta comenzará en mayo el rodaje de una nueva película, "Vivir es fácil", y trabaja también en una nueva novela.

El libro que acaba de llegar a las librerías es una antología de sus artículos publicados entre 1997 y 2012, y lo ha titulado "Érase una vez" porque es de los que piensan que "la vida es una continuidad y las cosas son fruto de algo".

"Que nadie crea esto que he oído a mucha gente decir de que todo el mundo estaba mirando para otro lado, de que todo el mundo estaba despistado. Yo no creo que sea así; yo creo que más bien interesaba no creer lo que algunos decían", afirma al hablar de la actualidad española.

Los artículos, publicados en El País, el Dominical, El Periódico de Cataluña y El Mundo, ofrecen un espejo del mundo fragmentado de hoy, atravesado por su mirada, aunque en muchas ocasiones el efecto perseguido ha sido, y sigue siendo en su columna de El País, "reparar en la aguja ignorando el pajar", advierte.

Quizá por esto, porque en el detalle está la esencia y la complejidad del mundo y de las personas, y porque cree como Woody Allen que "para que la sátira sea eficaz debe estar llena de afecto," sus artículos, además de humor e ironía, desprenden humanidad y estados de ánimo saludable.

"Hay -precisa- una palabra incluso más importante que afecto, que se olvida mucho al ejercer de opinador, que es 'compasión'. Yo nunca acepté el trabajo de articulista para dar martillazos sobre lo que la gente ya sabía o sobre la persona que ya estaba rota, sino para echar una mano y para, a lo mejor, dar un toque de atención a quien se creía irrompible"

"Habitualmente -dice- cuando te conceden una columna, en lugar de utilizarla para sujetar lo que crees que se debe sostener, se emplea como pedestal para el propio escritor. No quiero ser un personaje que opina de todo, sino una persona que colabora con la realidad y por ejemplo escribe: ¿se han fijado ustedes en que las plazas de garaje son cada vez más pequeñas cuando los coches son más grandes?".

Trueba cree que España es un país con grandes articulistas -González Ruano, Camba, Umbral,...- porque las empresas no han proporcionado nunca los recursos para la crónica, el reportaje y el periodismo de investigación o de "filtración", como él lo llama, y han basado el éxito en los buenos columnistas.

"Hay muy poco periodismo, porque cuesta dinero y tiempo", dice y, "rara avis", reivindica el artículo en la última página de un periódico porque cree que "todas las otras formas de periodismo son superiores" y deben de abrirlo.