Denis Rafter tiene feeling con el público cacereño. El director y actor irlandés llenó las dos funciones del Festival de Teatro Clásico de Cáceres con su hilarante El lindo don Diego . EL PERIODICO charló el sábado con él ante su primer café del día en el hotel donde se alojó. Sus años en España no han borrado el acento extranjero de un castellano que se le resiste en algunas palabras. He aquí un extracto de sus declaraciones.

Festival de Cáceres. "Nunca podremos ofrecer El lindo don Diego como lo hemos hecho. El entorno es mágico. Nos hubiera costado millones montar ese escenario natural. El público y el festival demuestran un gran cariño por el teatro y los teatreros lo necesitamos".

Don Diego. "Hay muchísimo de este personaje narcisista en nosotros, pero nos tapamos muy bien y es lo que hace que esta comedia funcione. Somos todos muy pavos reales y egoístas".

La comedia. "Es difícil definir qué es comedia y tragedia porque con poco movimiento, de una se pasa a la otra. En Charlot, cuando el personaje recibe la primera tarta en la cara, provoca la risa; la cuarta, ya es una tragedia. Beckett lo hizo muy bien en sus obras, con momentos que mezclan risas del público y el sufrimiento de los protagonistas. Pese a ello, mi favorita es El sueño de una noche de verano , que une la magia del amor, el mundo sobrenatural y la realidad del comediante".

Los clásicos. "No son viejos, sino universales, han sobrevivido siglos. El teatro clásico aporta algo que refleja al ser humano, una visión de la vida que no tiene edad. Los clásicos hacen del teatro uno de los últimos refugios de los sentimientos".

El actor. "Soy más actor que director. Dentro de mí quedan muchos personajes que he interpretado en mi vida. Mis preferidos son el espantapájaros de El Mago de Oz , un inocente aparentemente sin cerebro, y Elwood, el alcohólico de Harvey . Me quedo con los cómicos de la vida porque creo que los bufones y los payasos nos enseñan más que los grandes héroes".

Proyectos. "Preparo Esperando a Godot y estoy estudiando hacer una adaptación infantil para adultos. Quiero captar la imaginación de los niños para devolvérsela a los adultos".

La salud del teatro. "El teatro tiene tres riesgos: que el público pierda la capacidad de distinguir entre el buen teatro y el comercial; que los actores se vendan barato para ganar dinero y se olviden de su talento, y perder a los buenos autores porque no les damos la oportunidad de crear. Si cuidamos esos tres elementos (público, actores y autores, que son la base) el teatro puede estar en peligro, pero sobrevivirá".