Sigue siendo una de las estrellas más magnéticas de Hollywood y una de las mejor pagadas. No hay personaje ni situación a la que Denzel Washington (Mount Vernon, 1954) no se haya enfrentado: ha interpretado al bueno, al malo y al hombre con problemas. Son esos personajes de moral ambigua, tipos malos pero vulnerables, los que sabe bordar como nadie. Lo consiguió en Training day (Antoine Fuqua, 2001) y ahora vuelve a hacerlo en El vuelo (Flight) , en el que interpreta a un piloto de aviación adicto al alcohol y a la cocaína, que evita milagrosamente un desastre aéreo, pero se enfrenta a las consecuencias de pilotar ebrio. Su trabajo le ha valido una nominación al Globo de Oro y al Oscar.

--¿Utilizó el method acting para interpretar a un piloto alcohólico?

--(Risas). No, eso habría sido una gran tontería por mi parte. De hecho, durante el rodaje no bebí una gota de alcohol. En otras ocasiones suelo beber una copa de vino con la cena, pero esta vez creo que habría sido contraproducente...

--Su personaje es un héroe y a la vez un hombre autodestructivo. ¿Qué le atrajo de él?

--Su complejidad, y esa personalidad adictiva que le mortifica. Es un hombre que se miente a sí mismo, como le ocurre a los alcohólicos y drogadictos que niegan su condición. El no se considera un alcohólico, sabe que bebe y abusa de las drogas pero como puede seguir funcionando sin problemas, no reconoce el problema hasta que le llega el peor momento de su vida y ve que ha puesto a muchas personas en peligro.

--¿Buscó explicación a su comportamiento?

--Una de las cosas que he aprendido con respecto a las adicciones es que no hay razón para ellas. En el caso de mi personaje, puede ser que fuera la rutina en su trabajo, no haber progresado en su carrera como piloto. Con 55 años sigue volando rutas cortas, no vuelos transoceánicos o nada por el estilo. Probablemente buscaba algo más de excitación en la vida y la encontró en la cocaína y el alcohol.

--¿Como controla usted sus emociones y sus miedos?

--Actuar me ha dado el entrenamiento para afrontar y controlar mis emociones en un momento dado. Cuando era joven tenía un temperamento volátil, me cabreaba por cualquier cosa. Si tenía que interpretar a un tipo que tenía que vivir durante 20 días a la intemperie con temperaturas bajo cero, me exponía a eso yo también. Ahora sé lo que se siente cuando hace frío, y si tengo que interpretarlo, lo interpreto a cualquier temperatura.

--Su batalla contra la adicción en filme es muy convincente. ¿Ha tenido que batallar alguna vez por quitarse un vicio?

--Sí, he batallado por quitarme de encima a un par de chicas (risas). Bromas aparte, todos tenemos batallas y luchas, por un motivo u otro, en nuestras vidas, pero la de mi personaje es una situación extrema a la que yo, gracias a Dios, no he tenido que enfrentarme nunca.

--¿Como fue el rodaje de la impactante escena en la que vuela el avión boca arriba?

--Tuvimos la ocasión de volar con el simulador de vuelo, una experiencia extraordinaria y bastante parecida a la realidad. Aprendí todos los manejos de un 707, me familiaricé con todos los mandos de la cabina, igual que si fuera un aparato real. Al principio es sobrecogedor, pero después de hacerlo repetidas veces, cuando filmamos esas escenas, ya estaba acostumbrado.

--¿Ha vivido algún momento desagradable en un avión?

--He viajado en algún avión en el que una asistente de vuelo ha entrado en estado de pánico y me ha tocado tranquilizarla (risas). En serio, me ocurrió hace unos meses acercándonos al aeropuerto de Burbank (Los Angeles) cuando soplaban vientos muy fuertes. El piloto nos avisó de que iba a haber problemas y así fue. En el momento en que el avión giró la dirección y los vientos ya no venían de cola era casi imposible aterrizar. Hubo que volver a ascender y tomar otra ruta para la aproximación y aterrizar en otro sitio, pero la azafata perdió los nervios. Fue una experiencia muy intimidante.

--Hablando de intimidar. ¿Se siente intimidado por alguien?

--Por Dios, por nadie más. Pero no lo digo en tono arrogante. Otra cosa es trabajar con un actor o un director que realmente me impresione- Creo que Meryl Streep lo conseguiría. Si me dijeran que iba a trabajar con ella, seguramente no dormiría la noche antes del rodaje, los nervios podrían conmigo, perdería peso (risas). Daniel Day-Lewis es otro que me viene a la cabeza.

--Señor Washington, este año hemos visto un filme sobre la figura de Abraham Lincoln. ¿Interpretaría usted una historia sobre el presidente Obama, si se lo pidieran?

--Lincoln murió hace casi 150 años. Creo que este tipo de historias necesitan tiempo y distancia para ser contadas, como cuando interpreté a Malcolm X. La historia del presidente Obama, alguien que tenemos muy cerca, todavía se está construyendo, por lo tanto habrá que esperar un tiempo para contarla en la ficción. Creo que es aún no es hora de hacer una película sobre Obama. Sobre si lo interpretaría, pues... dependería del guión.

--¿Qué espera de la segunda legislatura de Obama?

--No será fácil. Va a tener que llegar a acuerdos y comprometerse para que sus planes vayan adelante. Los republicanos no ayudarán en absoluto, pero yo creo que esta vez puede conseguir más. Ya no es tan naíf como al principio y quizá ya no sea tan optimista, pero conoce mejor el sistema, sabe cómo funciona.