La nueva normalidad significa tener en televisión a actores trans haciendo de trans, y a no binarios haciendo de no binarios, o a jóvenes (incluso muy jóvenes) besándose con los de su mismo sexo. Pero llegar hasta aquí no ha sido fácil. Lo explica, de forma tan instructiva como emotiva, la nueva serie documental 'Visibilidad: LGTBI en la televisión' (Apple TV+), o el único verdadero tributo al amor que se haya estrenado este último San Valentín.

A lo largo de cinco episodios de alrededor de una hora (el último de hasta 73 minutos), esta creación de David Bender se sirve de fabuloso material de archivo y casi un centenar de entrevistas para contar la historia de la representación LGBTI en la tele de Estados Unidos, desde los 50 hasta ahora; no solo en las series, sino también en telefilmes, informativos, programas de entrevistas, debates, etcétera. Lo hace para recordarnos que la representación es capital. Porque la tele, mal que nos pese, tiene el poder de validarnos como hombres, mujeres o quienes queramos ser. El poder de normalizar.

CONTRA NIXON Y LA NBC

Especie de versión televisiva de 'El celuloide oculto', el documental de 1995 sobre la representación de la homosexualidad en el cine de Hollywood, 'Visibilidad' arranca en los 50, en la época de las audiencias Ejército-McCarthy, las sesiones en el Senado que marcaron el fin de la cacería de comunistas y subversivos sexuales; en ellas se oyó hablar por primera vez de homosexuales en televisión. Si el primer episodio se llama 'Tiempos oscuros', es por algo. Todavía en los 60, la homosexualidad se consideraba un crimen en 49 de 50 estados. Incluso en los 70, la aparición de un personaje gay en la telecomedia 'Todo en familia' puso en pie de guerra a Nixon. Su creador, ese gran humanista llamado Norman Lear, respondió incluyendo a personajes trans en dicha serie o 'Los Jefferson'.

Como la tele no se acercó a los disturbios de Stonewall, la revolución gay se acercó a la tele. En el segundo episodio, 'La televisión como herramienta', vemos a los Gay Raiders del activista Mark Segal tomando por asalto el 'Today show' para denunciar la intolerancia de NBC y solicitar que se cubran las historias de gays y lesbianas. En 1974, Lesbian Feminist Liberation organizó una protesta en la misma cadena por un capítulo de 'La mujer policía' sobre un grupo de lesbianas que robaba y asesinaba a ancianos en una residencia. Por aquel entonces, casi cualquier personaje gay vivía angustiado, acababa mal o mataba a gente. Después estaban los que, milagrosamente, se interesaban por mujeres (sin declararse bisexuales ni pansexuales), como el Jodie Dallas de 'Enredo' o el Steven Carrington de 'Dinastía'.

ACTIVISMO CONTRA EL SIDA

El tercer episodio, quizá el más emotivo, recuerda la función de la tele en el activismo contra el sida y el renovado auge de la homofobia que supuso. A través de la ficción (el telefilme 'Invierno en primavera') o, ya llegados los 90, un buen empleo de la telerrealidad ('The real world' invitó a participar a un portador de VIH, el querido Pedro Zamora), la televisión labró un camino hacia la empatía.

Los personajes gays empezaron a dejar de ser escasos o negativos. Los había incluso adolescentes, como el de Ryan Phillippe en 'Solo se vive una vez' y el de Wilson Cruz en 'Es mi vida', latino para más señas. Pero, como nos recuerda el episodio 'Avances', cuando Ellen DeGeneres decidió salir del armario casi a la vez en la vida real y en la telecomedia 'Ellen', los efectos sobre su carrera fueron devastadores: recibió amenazas de muerte y acabó quedándose sin serie. Superada la depresión, propuso un 'talk show'. Y el resto, como suele decirse, es historia: 17 años lleva con él.

Entre finales de los 90, principios de los dosmiles, lo gay se fue normalizando lentamente en el prime time. Joe Biden (antiguo vicepresidente de Estados Unidos) dijo de la telecomedia 'Will & Grace' que había sido capital en la lucha por los derechos de los gays. La británica 'Queer as folk', pronto rehecha en Estados Unidos, puso a los gays en el centro de su propio relato. En el 2000, el showrunner Greg Berlanti se atrevió a incluir un beso gay en la finale de la tercera temporada del drama juvenil 'Dawson crece'. Y cuatro años después, llegó 'L' con su sexo apasionado entre mujeres; este mismo año ha llegado su secuela tardía 'L: Generación Q', de espectro sexual más abierto y reparto étnicamente más diverso.

UN PAISAJE PROMETEDOR

'L: Generación Q' no llegó a tiempo para ser incluida en esta producción, pero la suerte es que no está sola. En 'Cómo defender a un asesino', la heroína (Viola Davis) es una abogada negra pansexual, y su hacker favorito (Conrad Ricamora), un hombre asiático con VIH. Los personajes trans, antaño considerados miserables o desechables, son ahora mujeres u hombres con fuerza, sueños y aspiraciones: véase el dramatis personae de 'Pose', primera serie con una mujer trans negra, Janet Mock, en su sala de guionistas. Uno de los personajes más queridos de 'Billions' es Taylor Mason (Asia Kate Dillon), genio no binario de las matemáticas. Queda bastante por hacer, pero hay que celebrar hasta dónde se ha llegado. Cayeron muchas lágrimas por el camino. Caen viendo 'Visibilidad'.