Karl Lagerfeld es un diseñador globalizado. La semana pasada, el modisto alemán descubrió en el salón Bread & Butter de Barcelona su línea K, una colección de prendas más económicas que las que diseña para otras firmas. El genio de Chanel canceló a última hora su viaje a Barcelona para apoyar la presentación mundial de la nueva línea, pero el creador volvió ayer al terreno que mejor pisa: la pasarela de alta costura de París.

Lagerfeld congregó a varias celebridades en la primera fila de su desfile para la casa Chanel para la próxima temporada primavera-verano. Entre ellas estaban las actrices Vanessa Paradis, Sigourney Weaver y la inclasificable Victoria Beckham, también acudió a la cita Carlota Casiraghi, la hija de Carolina de Mónaco.

Lagerfeld, que además de diseñar ropa ha entrado en las listas de discos en Francia por una recopilación de canciones, volvió a incidir en las características de la mujer Chanel. Así, delicadas mujeres, con antifaces de tul transparente y el cabello recogido en una larga coleta sobre la espalda, dieron una lección de Chanel en la segunda jornada de desfiles. Las plumas, el blanco y el negro y los modelos bordados de lentejuelas --doradas sobre tul beige o plateadas sobre grises o negros-- reforzaron esa mezcla de fragilidad y poderío inaccesible de la marca.