La actriz zaragozana Itziar Miranda, que interpreta a Agripina -la madre de Nerón- en la tercera obra del Festival de Teatro Clásico de Mérida, considera que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, podría ser un Nerón actual, pues lo que él se cree de sí mismo es muy diferente a lo que piensa el pueblo.

Miranda (Zaragoza, 1978) asegura que su personaje podría representar a los mercados y la economía en la actualidad, porque son los que «dan las pautas» para que los gobernantes actúen de una manera u otra. Agripina quiere tener el poder, pero la única manera de conseguirlo es a través de su hijo y, por eso, lo educa desde pequeño para conseguir su objetivo, dice.

Es una historia que se repite mucho entre los padres, reconoce la actriz, sobre todo cuando estos intentan que los hijos cumplan sus sueños frustrados, aunque en el caso de Agripina «todo se multiplica por mil».

La aragonesa subraya que su personaje es una mujer «manipuladora, tirana y sangrienta, que está absolutamente enamorada de su hijo Nerón, pero también es muy humana, en el sentido de que es muy madre». Para meterse en la piel de Agripina que ha escrito Eduardo Galán, la actriz confiesa que ha encontrado la inspiración «en el propio poder» y que ha trabajado mucho la escucha en el escenario.

Sobre la obra que representa en el Teatro Romano de Mérida hasta mañana, Miranda afirma que es «perfecta teatralmente hablando», porque tiene pasión, amor, tragedia, ideología, familia y fe, y «todo ocurre en una hora y media». «Es increíble como ocurre todo esto, porque las escenas van muy rápido y en todas hay conflicto», añade.

En este sentido, apunta que esta intensidad hace que los actores tengan un «viajazo emocional», que espera que el espectador también experimente.

Además, destaca el «delicioso trabajo» de Eduardo Galán con el texto y la dirección del también aragonés Alberto Castrillo-Ferrer, de quien dice que es «un virtuoso capaz de hacer algo muy ágil, pero a la vez muy profundo».

«UN SUEÑO CUMPLIDO» / Miranda asevera que actuar en el Teatro Romano de Mérida es «un sueño cumplido» porque, «al tocar esas piedras milenarias y sentir a toda la gente que ha pasado por ahí, se te mete teatro en las venas». Recuerda que cuando lo pisó por primera vez sintió «una emoción espectacular y no podía dejar de llorar», aunque reconoce que da «mucho vértigo» saber que más de 3.000 personas van a estar sentadas en el graderío.

Además de la gira de Nerón, la actriz seguirá con la serie Amar es para siempre, en la que trabaja desde hace 13 temporadas, y tiene tres nuevos cuentos por escribir de la Colección Miranda, en los que adapta la biografía de mujeres relevantes en la historia a un público infantil.

A pesar de esta faceta suya como escritora, asegura, no se ve escribiendo teatro porque, a pesar de que es «donde más disfruto como actriz», le da «muchísimo respeto», y añade: «Tanto para dedicarte a la dirección como la dramaturgia en teatro, tienes que ser un virtuoso y creo que tengo muchas más herramientas como actriz que como escritora», manifiesta. Sin embargo, no cierra la puerta del todo con un «pero, ¿quién sabe?»