La OBC inaugura la temporada de invierno este sábado apostando por el director musical y compositor Duncan Ward (Kent, 1992) y la pianista rusa Varvara (Moscú, 1983). Ella, cuya calidad ha podido disfrutar el público catalán en recitales o conciertos a dúo, tiene muchas ganas de tocar el 'Concierto núm. 3 para piano y orquesta' de Bela Bartok, una obra que lleva tiempo preparando y ha caído dos veces de su agenda a causa de la pandemia. Compuesta en EEUU esta última obra de Bartok refleja la añoranza de su tierra. "Estoy enamorada de esta pieza. Cada nota está impregnada de su amor por Hungría, por la música folclórica y los paisajes de su país, su amor por la naturaleza. Es una obra que me toca la fibra," afirma la pianista.

'Le tombeau de Couperin' de Ravel y 'Le cahos', la apertura de la suite 'Les éléments', de Jean-Féry Rebel completan un programa donde destaca el estreno de 'Nostalgia of light, yearning for...', una obra de la compositora catalana Nuria Giménez Comas, inspirada en el poema 'The sorrow of love', del irlandés William Butler Yeats. "Me ha encantado descubrir su trabajo. Es brillante. Es una obra con muchos colores, texturas etéreas, suaves sonidos distantes, románticos y preciosos solos distantes, aunque también hay momentos fragorosos y dramáticos", afirma el espigado Ward, cuyo armonioso cuerpo es fruto de su pasión por el patinaje artístico, disciplina en la que compitió cuando era joven. "Es emocionante abrir una partitura por primera vez e imaginar qué significan las notas, cómo van a sonar y llenarlas de vida. Aunque es muy difícil para todos los músicos porque hay que hallar la voz del compositor y su intención", asegura tras su último ensayo con la OBC.

Instinto musical

A Ward, con una carrera ascendente, se le ve seguro, confiado y tranquilo en el podio, moviéndose, casi bailando con la música mientras se fija tanto en el conjunto de la obra como en esos pequeños pero fundamentales detalles que hacen que una pieza suene divina. Descubrió su pasión musical gracias a su hermana mayor. "Le regalaron un teclado eléctrico y a mí me fascinó. empecé a jugar con ese instrumento con ganas de componer una canción para mi madre y acabé haciendo un musical de dos horas basado en 'Alicia en el país de las maravillas'. Lo compuse durante un verano y al volver a las aulas a mi profesor de música le encantó. Él no disponía de tiempo para montarlo y me animó a encargarme de la producción. Así fue cómo empecé a dirigir: montando una big band, y audicionando a profesores y alumnos."

A los 20 años dirigió su primera orquesta profesional, la London Symphony, y ha sido asistente de Simon Rattle en la Filarmónica de Berlín y tras dedicar los últimos 10 años a viajar por el mundo y trabajar con destacadas formaciones, la próxima temporada se estrenará como titular de la Filarmónica de Zuidnederland, en Holanda la próxima temporada. "En estos momentos quiero desarrollar mis propios proyectos y tener una sólida y duradera relación musical con otras formaciones porque eso te permite ser más ambicioso en tu trabajo". También dirige ópera y se implica en proyectos muy diversos. "Soy muy ecléctico porque como la clásica nunca fue un dogma en casa, no provengo de una familia de músicos. Crecí tocando mucho jazz, descubrí la música India y me impliqué un proyecto musical solidario que me permitió conocer a Ravi Shankar y estudiar con él, pero también he trabajado con música africana".