A los productores españoles no les gustan los thrillers . ¿Y los westerns ? Tal vez no hayan visto que La vida mancha tiene mucho de western .

El caso es que Enrique Urbizu ha rodado de una manera seguida, después de cinco años parado, La caja 507 y La vida mancha , que son un thriller y un western respectivamente. Así lo cuenta el propio director, que ayer participó en el Festival de Cine Español de Cáceres presentando este último título. Con él se inició un ciclo de cinco de sus obras que se proyectarán en la Filmoteca de Extremadura hasta el viernes.

La política

Urbizu defiende sus películas, algunas vapuleadas por la crítica. "Fue mal vista", dice de Como ser feliz y no morir en el intento y Cuernos de mujer , encargos del productor Andrés Vicente Gómez, marido de Carmen Rico Godoy, autora de las novelas que inspiraban estas dos obras.

El cineasta, nacido en Bilbao en 1962, entró en el cine con "un pecado de juventud", Mi novia está loca , una comedia "a la contra" del cine vasco que se hacía a finales de los años 90 en aquella comunidad y "que estaba muy apegado a la política. Era un cine denso, y frente a él yo quería hacer una comedia insustancial".

Pero el siguiente proyecto atrajo la atención de la crítica y descubrió en Urbizu a un director con posibilidades en el thriller , un género poco frecuentado en el cine español, salvo excepciones (en la Barcelona del franquismo, y en Vicente Aranda). Sin embargo, Urbizu tuvo que esperar más de diez años para que su cine de género, que arranca con Todo por la pasta , eclosionara en La caja 507 .

Tantos años con la renuencia de los productores a prestar dinero para un thriller , "porque no ven posibilidades económicas en él y enseguida te califican de americanizado", han evitado que Urbizu consolide esta tendencia personal de su obra, que le permite contar otras cosas de la España actual: la corrupción, la especulación inmobiliaria, la activi- dad del crimen internacional, los manejos políticos.

Todo por la pasta , protagonizada por un sorprendente Antonio Resines, por entonces la referencia de la comedia española, "fue formalmente muy atrevida, algo bufa; un fracaso en taquilla, pero con el tiempo fue rentable y además me procuró trabajo".

BILBAO Urbizu salió de Bilbao y dirigió por encargo las dos películas de las novelas de Rico Godoy. "Son dos títulos que me parecen interesantes. Fue un placer trabajar con Ana Belén y Carmen Maura. Ambas películas retratan el vacío de las relaciones personales frente al éxito en la vida social".

Después rodó Cachito , basado en un guión de Arturo Pérez Reverte, que el director vasco reescribió por completo, y cuya suerte crítica tampoco fue afortunada. Entonces llegaron cinco años de sequía. "Me dije que no volvería a dirigir hasta que no tuviera un guión adecuado". Y así ha sido.

Sus dos últimas películas son las mejores que ha dirigido y La caja 507 casi ha llegado a recaudar los 2,5 millones de euros. Y además ha vuelto a acreditar a su autor como un excelente director de actores: difícilmente se puede encontrar mejor a José Coronado que en las películas de Urbizu. Juanjo Saénz, uno de los protagonistas de La vida mancha , lo corroboraba ayer en Cáceres. "Coronado me dijo que es el mejor director de actores". Para Urbizu, los actores "son un material sensible". Con Coronado o con Resines ha realizado operaciones que descolocan al espectador porque no se espera el tipo de actuación que ellos desarrollan. "Los actores están deseando crecer y estos papeles les gustan".