Wang Quan’an regresa con El huevo del dinosaurio (Aragonia), una poética y poderosa película de aliento telúrico que sigue los pasos de una pastora por las estepas de Mongolia.

-Es la primera vez que rueda en Mongolia. ¿Qué era lo que más le interesaba plasmar?

-Poder encuadrar la historia en un marco natural. Quería hablar del género humano, de la naturaleza y de una forma inimaginable de reproducción. Quería hacer una película bella.

-La figura femenina se erige como un símbolo de libertad, independencia y fortaleza.

-La figura femenina tiene en la película un doble sentido: por una parte, es una mujer mongola; por la otra, es una mujer que vive dentro de la naturaleza como pastora nómada. En comparación con las mujeres modernas de la ciudad, estas tienen una suerte de independencia relacionada con el mundo natural.

-Desde el mismo título se imprime, desde luego, un significado simbólico.

-El título de la película, Öndög, quiere decir «huevo» en lengua mongola. El término hace referencia a la matriz de la vida, a la reproducción. Contiene una reflexión sobre la inteligencia en la Tierra. En cierto modo, los seres humanos somos como los dinosaurios modernos, y en el futuro habrá otras especies que ocupen ese mismo lugar. El progreso de la inteligencia trasciende al concepto de especie.

-También utiliza una estimulante mezcla de géneros. Hay un asesinato, pero no es un thriller, hay una escena de sexo, pero no es una película romántica...

-La película pretende romper con los esquemas clásicos del género y ser una unión de diferentes elementos que en un principio estaban unidos. Cuando uno aborda una cuestión como la de la reproducción, no basta con hablar de amor.

-China parece que se encuentra ampliando sus fronteras a través de superproducciones, ¿qué le parece a usted esto?

-Una censura relativamente estricta, que no se ha relajado lo más mínimo, y un mercado floreciente han provocado la grave mercantilización de la industria del cine. Las grandes producciones han contribuido a que el grueso del cine chino haya tomado el camino más comercial. Estamos ante el mejor momento del cine chino, pero también ante el peor. Vivimos una prosperidad y una monotonía sin precedentes. El cine artístico dentro del cine independiente está en horas bajas.