Érase una vez dos hermanos, Benito Jiménez Álvarez (El Viso del Alcor , Sevilla, 1977) y Pedro Jiménez Álvarez (1981); érase una vez una misma forma de ver lo tradicional, el folclore del día a día, la perrunilla, el vino, el cante..; una misma visión, eso sí, totalmente diferente de lo que hemos entendido hasta ahora. Érase una vez Los Voluble. Incalificables «quizás la etiqueta que más nos pueda definir es la de «Political Remix Video pero, ya ves, no es una sola etiqueta sino tres palabras». Son una explosión de creatividad. Los voluble, los mismo que desde el año 1996 «han desarrollado proyectos de experimentación audiovisual y activismo sonoro en multitud de formatos». Sin complejos y con muchas ganas de comerse el mundo, lo mastican, lo digieren, y dejan que eso del atragantamiento lo sufran otros; porque a ellos el mundo del flamenco les responde con voces, excelentes, como la de la artista Rocío Márquez que ha formado parte de sus puestas en escena. Esto hay que verlo y no se puede definir. Pero es auténtico, no me pregunten porqué porque yo tampoco lo sé. Pero yo siento que es así. Ellos saben lo que hacen, eso sí, ahora, juzguen ustedes. Pasen y lean.

--¿Todo en el arte es tan voluble como para tener la capacidad de desintegrar e integrarse con discursos políticos, folclore o tradiciones?

--Todo está en el paisaje. A lo que nos lleva esta pregunta es a pensar que el paisaje mediático en el que vivimos hoy sí que es volátil y fascinante. Un ejemplo de estos días de pasión ¿alguien iba a pensar que todas estas imágenes que tenemos de esta semana iban a pasar? Nos referimos a las grandes dosis de iconoclasia popular: nazarenos y nazarenas bailando sevillanas, saetas cantadas a las calles vacías, autobuses que simulan el paso de costaleros o mujeres que se ponen la mantilla en una cinta de correr. ¡Hasta la policía está yendo a las iglesias a hacer ofrendas florales, y al mismo tiempo prohibiendo misas en las azoteas! Este batiburrillo que nos ha puesto en bandeja el estado de alarma es oro para nuestra forma de ver la cultura.

--Aseguráis que ni sois músicos, ni realizadores de televisión, ni artistas digitales, ¿cómo os definís entonces?

--Bueno… como un poco de todo… quizás la etiqueta que más nos pueda definir es la de Political Remix Video, pero, ya ves, no es una sola etiqueta sino tres palabras. Venimos de la cultura electrónica y ahí sí que nos podríamos ubicar perfectamente en el ámbito del Disc Jockey (DJ) y el Video Jockey (VJ)…, pero, claro, nos encontramos con otro problema y es que nuestra forma de mezclar imágenes y música no es ortodoxa y contiene en sí mismo instrumentos audiovisuales. ¿Ha quedado claro? (se ríen) no, la verdad es que es muy difícil definirnos, pero sí pensamos que estamos en la línea de lo indisciplinar y, por supuesto, lo heterodoxo.

--¿Por qué es tan importante el discurso político en vuestra obra?

--Escribimos esto en un momento en el que estamos en estado de alarma casi mundial. Escribimos esto en un momento de shock para el sistema económico, ético y político. ¿Nos podemos permitir la gente del arte no aprovechar nuestra capacidad y relevancia para hacer discursos vacíos? Para nosotros el discurso político no es un ingrediente más, es la base de nuestro trabajo. Sí que es verdad que es muy explícito pero también porque pensamos que hay que unir los espacios de la diversión, el baile, el goce, con los de pensar, activar y reaccionar ante la mierda que tenemos encima. Antes del covid-19 y, sobre todo, para el tsunami que está llegando.

--¿Sois conscientes de haber creado un nuevo marco de expresión?

--Uff!!, la verdad es que no. Somos conscientes de haber sido capaces de que nuestro discurso llegue a muchos más sitios y que unir flamenco y electrónica sea algo más aceptado por la gente. Pero no nos sentimos creadores, si acaso remezcladores. La heterodoxia, las formas de hacer diferentes o las mezclas imposibles se han dado siempre en la cultura y nuestros referentes tienen mucho más años y muchas más experiencias que nosotros. Pero si que es verdad que en ciertos ámbitos, en los últimos 3 o 4 años, se han abierto posibilidades a proyectos con los que podemos transitar juntos. Y eso más que un nuevo marco de expresión lo vemos como un camino por el que seguir andando y encontrándote con gente.

--¿Por qué el flamenco?

--Porque es algo que tenemos cerca. Es algo que sentimos que nos pertenece y, sobre todo, que nos ha permitido remezclar desde nosotros mismos. La remezcla es una práctica fundamental para la historia de la música pero su desarrollo, en la música electrónica, nos han contado siempre que la hacían otros artistas. Mientras tanto nosotros empezábamos en Radio Alcores a hacer programas de música con mezclas imprevisibles de todo tipo de música. Imagina que la discoteca de una radio de pueblo de Los Alcores tenía mucho flamenco y ahí empezamos a darnos cuenta que había cosas que cuadraban. Al mismo tiempo en esa misma radio otros compañeros hacían programas de radio donde cabía la música independiente más arriesgada que se estaba haciendo en España (en aquel indie donde cabían Mil Dolores Pequeños o Telefilme) y también otra parte importante del folclore andaluz: el breakbeat. Nos sentimos hijos de todo aquello en lo musical. No surge por generación espontánea sino que se van produciendo revelaciones conforme vamos investigando y experimentando.

Otro punto importante, en lo visual, fue cuando descubrimos el trabajo de collage visual y sonoro de José Val del Omar y sus trabajos con Vicente Escudero. Ya no había vuelta atrás. El flamenco es una fuente de conocimiento y un archivo del que aprender.

--Si el ‘Flamenco not a crime’ o si ‘Jerez is not flamenco’, ¿qué es el flamenco para Los Voluble?

--Bueno, jugamos a la ambivalencia. Claro que reconocemos la importancia del flamenco en Jerez, qué menos ¿no? Huimos de las reivindicaciones nacional-andalucistas que se apropian del flamenco porque sí. Ahora que tenemos la suerte de hablar para un periódico de Extremadura podemos decir que desde muchos sitios se reivindica el flamenco como algo gitano-andaluz y eso nos parece muy peligroso. Son debates que se siguen dando y que ya está demostrado que son una gran mentira. En esa ambivalencia nos movemos porque el título de nuestro show es una remezcla del lema Free Party is not a Crime que reivindicó desde finales de los 80 el derecho a las raves y a las fiestas de música electrónica. ¿Está el flamenco perseguido? ¿Es un crimen? Bueno nos gusta dejar que la gente imagine qué queremos decir con eso… pero, sin duda, lo que nos gusta es provocar una reflexión sobre el flamenco como una herramienta popular. Que nos pertenece a todas y a todos y que, sobre todo, es un arte que está moviéndose, que está muy vivo, y que utiliza la tradición tanto ortodoxa como heterodoxa para seguir contando cosas. En este plano donde lo situamos ¿qué más da que sea el flamenco?

--¿Cuáles son vuestros referentes en el flamenco, de antes y de ahora?

--Es muy difícil dar nombres porque siempre se te quedará alguien detrás. Pero sí creemos que somos muy de Tía Anica la Periñaca, de José el Negro de El Puerto y, por supuesto, de José Val del Omar. De los actuales, tenemos que nombrar a la gente con la que hemos trabajado y tenemos un enorme respeto como son Raúl Cantizano, Rocío Márquez, Niño de Elche, Isabel do Diego, Israel Galván o Juan Carlos Lérida. Además, estamos atentos a lo que hace mucha otra gente y aprendemos a cada escucha como Le Parody, Califato ¾ o María José Llergo y, por supuesto, de toda la gente que está repensando y rehaciendo desde el folclore, desde Rodrigo Cuevas a Ruiseñora, Cruhda o Baiuca y las performances de Berio Molina… todo eso está para nosotros en el campo de lo flamenco o, más bien, de lo que nos interesa.

--Activistas anticopyright, ¿es ético crear a partir del trabajo de otros autores?

--¡Por supuesto! No confundamos el copyright, un sistema económico en torno a las creaciones originales de los artistas, con los derechos de autor. El copyright es algo que se inventó hace mucho tiempo para remunerar el trabajo de los creadores y creadoras… pero la cultura ha sido siempre un palimpsesto infinito de suma de voces, copias y reutilizaciones. Y si no que nos diga alguien cuánto de original tienen los orígenes del flamenco. A nosotros del derecho de autor nos parece muy importante el reconocimiento a quien hace algo, los archivos que sean públicos y accesible (y aquí en el flamenco tiene mucho que aprender) y que hay que buscar formas de remunerar a la cultura. Aunque queda guay lo de anti, somos, sobre todo, activistas en pro del dominio público, y la pena es que somos muy pocos y a día de hoy se ve como algo muy de lejos… todo lo que escribió Demófilo o García Lorca forma parte de todos y todas y, por tanto, no es solo ético utilizar sus obras para hacer obras derivadas sino que es necesario recuperar, acceder y poner en valor los archivos como una fuente de conocimiento de nuestro acervo cultural o de eso pensamos que debería ir lo del Patrimonio Inmaterial del Flamenco de la Unesco.

--¿El público os entiende?

--Claro! Bueno, al menos se lo pasa bien con lo que hacemos. Tenemos mucho feedback bueno… porque del malo no suele llegarte y porque aún no somos tan relevantes para tener muchos odiadores (se vuelven a reír) La gente nos dice que a veces no sabe si bailar, si quedarse mirando la pantalla o si ponerse a apuntar cosas. Nosotros intentamos transmitir muchas ideas en un corto espacio de tiempo y la verdad es que algo se consigue transmitir. El público siempre es inteligente y por eso es impuro por naturaleza.

--¿Qué pensáis de la radiofórmula, por ejemplo?

--Nunca nos ha interesado la radio comercial, no huimos del mainstream y nos gustan artistas que lo petan en las radios, pero la verdad es que no tenemos ni opinión sobre la radiofórmula. De todos modos desde la informatización la cosa está cada vez peor ¿no?

--¿Cuántas veces habéis tenido que defender vuestro trabajo frente a flamencos más clásicos o incluso, ortodoxos?

--Mmmm ¿ninguna? Si por defender te refieres a algún tipo de concurso o similar… no nos hemos presentado a ninguno (se ríen) Pero si el Festival de Cante de las Minas hace una sección de remezcla allí nos podríamos ver con otras bandas (vuelven a reír) No hemos buscado nunca la confrontación con la ortodoxia… hemos sabido que nuestros trabajos no han gustado pero la verdad es que para la gran mayoría del selecto club de los clásicos lo que hacemos no existe.

--¿En qué estáis trabajando ahora?, ¿cuáles son vuestros próximos proyectos?

--Alguna colaboración sorpresa que saldrá pronto esperamos y en seguir cerrando fechas para Flamenco is not a Crime. Si hace un mes hubiéramos hecho esta entrevista quizás podríamos tener otra actitud ante proyectos nuevos pero después de que se hayan caído fechas y de la situación tan difícil en el que se ha quedado el mundo de los bolos, solo podemos decirte que vamos a intentar salir adelante con las cosas que ya tenemos.

--Con la creatividad que tenéis, confesad: ¿qué se os ha ocurrido durante este confinamiento? Por cierto, ¿cómo lo lleváis?

--Lo primero es que preocupados por la gente que está muriendo, la situación de irrealidad y pensando en la gente que está cerca del bicho… mucho ánimo desde aquí. La primera semana nos liamos la manta a la cabeza y participamos en un festival en streaming presentando nuestra pieza Borderhack sobre fronteras y donde ya incluimos cosas como las caceroladas al Rey y la petición de medidas económicas más sociales como la suspensión del pago de alquileres… pero nos hemos dado cuenta que esto del streaming y de los conciertos gratis por Instagram es algo muy poco sostenible. En el festival que participamos, Ruido Vírico se hizo esa misma reflexión y aunque fue gratuito se insistía en la idea de taquilla inversa a través de donaciones. Algo se consiguió. Desde entonces simplemente hemos empezado a darle vueltas a eso, junto con otra gente, de cómo hacer cosas on line pero que tengan remuneración a los artistas. Y bueno… recopilando imágenes y sonidos como los de esta Semana Santa… que algunas imágenes cuando las veamos dentro de uno o dos meses nos van a parecer ciencia ficción.

--Por último, ¿qué creéis que pensaría de vuestro trabajo la Paquera de Jerez?

--No le gustaría, seguro…, pero eso no quita que a nosotros, ¡nos encante ella!