Antonio Suárez Salazar (Badajoz, 1955) es, el otro Guadiana por el que navega el cante extremeño por medio mundo, desde que en 1972 se fuera a vivir a Madrid debutando en el tablao Café de Chinitas y compartiendo escenario con figuras de la talla de Manuel Soto ‘Sordera’, Manzanita, Carmen Mora, Enrique Morente, Luis Habichuela, o su hermano Ramón ‘El Portugués’. Sobrino del Porrina de Badajoz, primo de la Negra, Juan Salazar y Los Chunguitos, ‘de casta le viene al galgo’, razón más que suficiente para formar parte del cartel del II Ciclo ‘Sones de Extremadura’, que desde este sábado hasta finales de abril, llevará a algunos de nuestros artistas flamencos a la icónica Casa Patas de Madrid. Cantaores como La Kaíta, Alejandro Vega, Miriam Cantero, Pedro Cintas o Juanfran Carrasco, junto a las guitarras de Los Vargas, Rodrigo Fernández o Javier Conde, representarán a nuestra región a compás en la Sala García Lorca, ese íntimo espacio, parada obligada para los buenos aficionados, si se va a la capital. Guadiana cerrará el cartel el 27 de abril junto a la guitarra de Juan Manuel Moreno (que, por cierto, junto a Jesús Ortega, Manuel Pajares y Sergio García con su espectáculo ‘Flamenco Abierto’, acaban de volver de triunfar en el Festival Flamenco de Chicago donde lo han vendido todo. ¡No digo más!) y el compás de José Rapico y Rubén Romero. Hablamos con Guadiana de esta iniciativa de la Junta de Extremadura, y también de flamenco. De lo que es ser artista y ser cantaor, que para este histórico representante de nuestro quejío y nuestro cante, son cosas diferentes. Inteligencia, conocimientos y vivencias le sobran, así que, si el maestro lo dice, será por algo. Pasen y lean.

--¿Se hace justicia con Extremadura y con esta programación?

--¡Claro que sí!, pero mire, llevo más de 40 años viviendo en Madrid, y a Casa Patas he venido muchas veces. Estoy feliz de venir de la mano de la Junta de Extremadura, pero creo que esto mismo se tendría que hacer más veces allí, y valorarnos más en nuestra tierra. Aquí ya me conocen y Madrid es como Las Ventas para los toreros, ¡gracias a Dios a mí no me falta el trabajo…! y gracias a muchos como yo, se conoce a la región aquí. Pero lo que es cierto es que en Extremadura se está haciendo el festival en homenaje a Porrina y no nos llevan a la familia. Creo que es una falta de educación y respeto. ¡Allá ellos!, puedes protestar y decir la verdad pero parece que quieres que te lleven a la fuerza…, ¡Pero te faltan al respeto como persona y músico!. Uno no puede tener autoridad sobre otra familia si tú no eres familia, ¿me explico? Y tío Porrina era hermano de mi madre…, en Jerez, por ejemplo, apuestan por sus artistas.

--¿Y eso por qué cree que pasa?

--Yo creo que son los propios artistas que van a las diputaciones, ayuntamientos…, y dicen: ‘no vayas a traer gente de fuera si estamos aquí!’ Si a Extremadura llevaran a lo mejor, estaría encantado porque soy músico y me gusta lo bueno, pero pienso que esto ya le pasó a tío Porrina, aunque nosotros no le llevemos ni a la suela del zapato, ya lo decía Paco Zambrano en su libro: Hasta que se dieron cuenta de quien era pasaron más de 40 años. Yo, con mucho respeto y educación, pero digo lo que pienso. Si tú le gustas a los artistas es porque lo que tú haces es bueno, porque un torero sabe más que un ganadero de arte, de ganado sabe el ganadero. Cuando un torero valora a otro torero es porque ése es bueno. ¿Que pasa? Que si los artistas te jalean aquí pero hay cuatro señores con una forma de pensar…, yo no puedo gustarle a todo el mundo, pero sí tienen que reconocer que lo que hace uno es bueno.

--Entonces, lo que me quiere decir es que los artistas si les reconocen pero no les defienden

--Pero no los artista, sino unos cuantos.

--Pero, ¿quiénes son?, si no son los que organizan, ni son los artistas ¿de quienes estamos hablando?

--(Se ríe) Si tú en Madrid preguntas por mí, a la mayoría que saben, sí les gusta mi trabajo…, que después mi forma de cantar, mi forma personal… ¡es que aquí hay que ser como los chinos, hay que cantar todo copiado! Cuando uno es diferente ya no vale! El tío Porrina tenía su personalidad. El flamenco no son copias, es personalidad.

--¿Se ha perdido la personalidad en el flamenco?

--¡Claro que sí!, ¡mucho! Porque el tío Porrina no se parecía a Valderrama, ni Valderrama a Marchena, ni Caracol a Porrina,.., ¿me explico? Y es que ahora parece que el cante personal es el que menos gusta.

--Yo creo Guadiana que es porque no se entiende, quizás se enseña a los nuevos aficionados bajando mucho el nivel.

--Mire, el flamenco nunca va a perder valor, nunca, porque tiene tanta calidad que no lo va a perder nunca, aunque uno estropee el cante. Puede estropearlo el que lo canta pero el cante no se estropea nunca. Me refiero, a que cantes por soleá de Tomás pavón pero que tú lo hagas a tu forma un ‘poquito’, no que hagas el cante de Tomás para estropear el cante de Tomás. No, tú tienes que cantar como Tomás Pavón pero hacerlo a tú forma. Ese cante ya tiene un valor y lo único que le tienes que añadir es un detalle en cada letra.

--Un detalle que no se busca, sino que surge.

--¡Claro!, ¡es un detalle que surge de ti! Eso se llama personalidad. Eso lo hizo Chacón, por ejemplo; hoy en día pones una cartagenera de Chacón y parece de ahora, porque tiene musicalidad.

--¿Y qué es la musicalidad en el cante?

--Enriquecer el cante. Hay que hacerlo como es, pero si puedes adornar un tono para que sea más bonito y quede más brillante, con tu voz, no buscándole las músicas. Es tú voz la que enriquece el cante. No hay que cambiar nada, porque como cambies algo no vale para nada. El flamenco ya está hecho hace siglos, aquí no hay que inventar nada, solo poner tu granito de arena, ¿y dónde está eso?, pues quien lo tenga que lo ponga.

--Cuando uno está en Madrid triunfando, siendo respetado en nuestra región, cuando ve a artistas extremeños que decidieron quedarse en la tierra, ¿qué sensación le provoca?

--Primero, te tiene que gustar el flamenco, luego ser profesional y luego artista, pero si no te gusta el arte no puedes ser profesional y menos tener arte. El flamenco no está para divertir a cuatro y emborracharlos. Eso se hacía hace años, hoy no. El flamenco tiene mucha categoría. Que el cantaor que canta sienta lo que está haciendo, eso es el flamenco. Cantar puede cantar cualquiera pero sentirlo es diferente. El flamenco se puede aprender, el sentirlo no. O lo tienes o no lo tienes. El flamenco es del alma no de la mente. ‘El flamenco se llama transmitir’, dijo Camarón, y para transmitir uno lo tiene que sentir. Pero parece que a la gente no le gusta eso: ¡qué bien ha hecho el cante de fulano! ¡y ese fulano ya se murió hace 300 años!