La película El hoyo, del bilbaíno Galder Gaztelu-Urrutia, ganó ayer el premio a la Mejor Película en la 52ª edición del Festival de Cine Fantástico de Sitges, en la que el filme Bacurau obtuvo los galardones al Mejor Director y el Premio de la Crítica José Luis Guarner. Según anunció el director del certamen, Ángel Sala, el premio a la mejor actriz recayó en Imogen Poots por Vivarium y Miles Robbins fue el mejor actor por Daniel isn’t real.

El hoyo es un filme sobre el egoísmo ambientado en un futuro distópico y Bacurau es una cinta francobrasileña que transcurre en un pueblo de Brasil que está, literalmente, siendo borrado del mapa. Ya galardonada en el último Toronto (se hizo con el premio del público de la sección Midnight Madness), la película construye una metáfora sobre el egoísmo de la sociedad a través de un espacio singular. En este caso, una prisión de máxima seguridad de cientos de niveles donde cada día se prepara un festín que desciende por un agujero central. Según el nivel que te haya tocado ese mes, siempre repartido de forma aleatoria, quizá puedas comer o quizá no.

El hoyo también se llevó el premio del público y su director, Galder Gaztelu-Urrutia, se llevó el Citizen Kane como director revelación, ya que se trata de su primer largometraje.

El hoyo es una magnífica ópera prima que se sitúa en una torre con un número indeterminado de pisos, con dos personas por nivel y una plataforma que baja comida a diario, en la que los habitantes de los pisos inferiores sólo reciben las sobras de los pisos superiores.

A partir de este planteamiento, el director construye una inquietante parábola que también ha sido premiada por sus efectos especiales y que ha conseguido ser la segunda película española de la historia que gana el festival.

El jurado valoró en El hoyo «la profundidad con la que se abordan diferentes aspectos de las carencias humanas» y «las ramificaciones sociales y políticas de la trama». En este sentido, la miembro del jurado Mary Jo Markey señaló que le sorprendió «gratamente la gran cantidad de comentario político que ha encontrado en muchas de las películas a competición».

Otra de las grandes ganadoras de ayer fue Bacurau, protagonizada por Sonia Braga, que, además del reconocimiento a sus directores, Kleber Mendoça Filho y Juliano Dornelles, recibió los premios de la crítica y Carnet Joven. El jurado también quiso dar una mención especial a la película marroquí Achoura, porque «es una rareza que queremos poner en valor», y a los niños de Adoration.

«NO HUBO DISCUSIÓN» / Según reveló la miembro del jurado Nancy Bishop, «no hubo discusión respecto al ganador» y en el resto de premios se pusieron de acuerdo «muy deprisa». Tan solo el premio a la mejor actriz fue más discutido porque «había mucho donde elegir y muchas intérpretes se lo merecían».

El premio al mejor guión fue a parar a Mirrah Foulkes por Judy & Punch por «sus toques feministas y el acierto de utilizar el mecanismo del teatro para provocar una victoria femenina y única», según el jurado. El Premio Méliès d’Argent fue para Adoration, que también consiguió el de mejor fotografía y el Especial del Jurado.

La directora de la Fundación del Festival de Sitges, Mónica García, valoró las cifras de público y recaudación de este año. En la presente edición se han vendido 65.000 entradas y la recaudación ha alcanzado los 650.000 euros, muy cerca del objetivo de 700.000 euros que se habían marcado.

El festival se clausuró ayer por la noche con la proyección de The vigil, el primer largometraje del escritor y realizador televisivo Keith Thomas, que narra la historia de un shomer nocturno, una práctica judía en la que una persona vigila el cadáver de un miembro de la comunidad recientemente fallecido. Sitges cerró ayer una de sus ediciones más exitosas de toda su historia demostrando que ya está más que consolidado.