Egipto siempre ha sugerido misterio. Tan antigua civilización ha atraído desde hace siglos a los estudiosos occidentales y todavía hoy se cree que aún hay mucho que descubrir bajo las arenas del desierto. Pero casi siempre el punto de vista de la historia ha sido el de reyes, héroes o guerreros. Antonio Cabanas (Las Palmas, 1954) ha girado 180 grados esa mirada para situarla en las clases más bajas.

Los grandes desconocidos son los protagonistas de El ladrón de tumbas , (Ediciones B) de la que acaba de aparecer la segunda edición.

En la trama que plantea Cabanas se ve que los saqueadores de tumbas han existido desde poco después de que los grandes reyes fueran enterrados en el valle del Nilo. La narración se sitúa durante el reinado de Ramsés III, el principio del declive del imperio egipcio. Las pirámides y la Esfinge asombraban ya a los súbditos.

Los protagonistas son dos seres --padre e hijo-- que no tienen relevancia en la sociedad. Como dice el autor, "para ellos, el más allá es poder comer al día siguiente".

Ambos expolian las tumbas para sobrevivir pero mantienen "una cierta ética" porque respetan las reglas del juego que llevan a la inmortalidad, según los dogmas de la época.

Antonio Cabanas, que ha tardado cinco años en escribir la novela, expone una amplia galeria de personajes y retrata con fidelidad la vida cotidiana de hace más de 3.000 años.