Basada en la novela de Carlos Bardem, Alacrán enamorado narra la vida de un ultra (Alex González) cuya fascista escala de valores se derrumba al enamorarse de una mestiza. Cargada de testosterona y buenas interpretaciones, la película tiene muchas papeletas para triunfar en los Goya. Y en la taquilla.

--Usted nació en Carabanchel (Madrid) de madre aragonesa y padre africano.

--Sí, y vivo en Barcelona. Cuando estoy en Madrid me llaman negro. En Barcelona me llaman español. Y en Africa me llaman blanco.

--¿Y qué es?

--Una persona del siglo XXI rica en cuanto a culturas.

-- Alacrán enamorado refleja la xenofobia que hay en la sociedad actual. ¿Es real ese racismo?

--Sí. Y eso que se supone que hay multiculturalidad y todo eso. En España acogimos a los inmigrantes, pero con la crisis hay una sensación directa de competición. En los 90 había grupos visibles de racistas. Ahora la xenofobia se ha diluido pero está más presente. Las personas se quejan de que los chinos abran bares y colmados. Hay miedo a los árabes. Hay tensión y crispación.

--¿Usted ha sufrido el racismo?

--Mi primer corto, Cara sucia, era una historia personal porque a mí en el colegio me llamaban así. O chocokrispis. Mi hermano se pegaba con los que nos insultaban. A mí me daba por llorar. Cuando era un adolescente también noté rechazo. Había madres que aconsejaban a sus hijos que no fueran conmigo. Y cuando me echaba novias, me decían que sus padres les prohibirían estar con un negro. Y, además, las peleas...

--¿Le han pegado?

--He tenido que salir corriendo muchas veces, sí. Hace poco en Sevilla estaba en un bar tomándome unas tapas y vino uno y me preguntó si estaban ricas. Yo le dije que sí. Y él me respondió que en mi país no había tapas. Le dije que era de Carabanchel y entonces me acusó de mentir y me dijo a gritos que saliera del bar.

--Su primera película, El truco del manco (2008), contaba la historia de un chaval de barrio. También Alacrán enamorado. ¿Qué tiene el extrarradio que tanto le atrae?

--Esos chavales tienen rabia, energía y fuerza. Tienen historias.

--En El truco del manco era sorprendente y tenía autenticidad. Se llevó tres premios Goya. Pero falló en taquilla.

--El trabajo del director es hacer buenas películas. No puedo decir que mi primer largo fuera un fracaso. La gente me para por la calle y me dice: oye, tú eres el director de El truco del manco.

--¿Y dónde la vieron, en Youtube?

--Efectivamente. En internet (risas).Los jóvenes deberían apoyar a los directores jóvenes. Eso generaría más puestos de trabajo. Ahora bien, yo creo que el cine es carísimo. El sistema tendría que ser diferente. No debería costar lo mismo una entrada para ver una película de EEUU que ha tenido 100 millones de presupuesto que la entrada para ver un filme de tres millones.