Es una de esas películas que fraguan su prestigio a fuego lento hasta convertirse en uno de los acontecimientos cinéfilos de la temporada. Call me by your name se presentó hace un año en el Festival de Sundance y, a partir de ese momento, comenzaron a saltar las alarmas. Las críticas eran entusiastas y las crónicas hablaban de espectadores conmocionados al terminar la proyección. Después llegaron Berlín, Toronto y San Sebastián y las reacciones siempre eran las mismas. El hype estaba por las nubes. ¿Qué tenía de especial esta película que causaba tantos estragos allá donde se proyectaba?

Call me by your name se basa en la novela del mismo nombre escrita por André Aciman en el 2007. La historia se sitúa en un pueblo indeterminado del norte de Italia, donde un joven de 17 años, Elio, se enamora de Oliver, un estudiante que viene a pasar el verano con su familia para terminar su tesis doctoral. Los productores Peter Spears y Howard Rosenman adquirieron los derechos de la obra literaria y comenzaron a buscar un director que se adecuara a las características del proyecto. Se les ocurrió la loca idea de juntar a dos personalidades cinematográficas de generaciones diferentes, aunque unidas por el gusto estético exquisito, las atmósferas suntuosas y el detallismo a la hora de narrar sus historias: James Ivory y Luca Guadagnino.

Finalmente, debido a la avanzada edad de Ivory, se decidió que este escribiera la adaptación y Guadagnino la dirigiera. La sinergia entre ambos fue tan buena que lograron que se convirtiera en una obra muy personal para cada uno de ellos. A Ivory le permitió regresar a los paisajes sensitivos de su mítica Maurice (1987) y a Guadagnino, a su propia adolescencia, cuando él mismo fue consciente de su sexualidad entre verbenas nocturnas y canciones de The Psychedelic Furs y Franco Battiato.

Varias polémicas han salpicado la película, todas relacionadas con el hecho de que se trate de una historia de amor entre dos hombres. Los sectores más reaccionarios se mostraron indignados ante la diferencia de edad (11 años) que separa a los protagonistas, y el actor James Woods, en un tuit, lanzó un ataque furibundo contra ella afirmando que ensalzaba la pedofilia. Además, la campaña de prensa de Sony fue muy criticada por no mostrar de manera explícita que era una película de temática homosexual, ya que algunos carteles de promoción mostraban a Elio tonteando con su amiga Marzia.

Pero estas controversias no han afectado a la carrera de la cinta. En la web de referencia Rotten Tomatoes tiene el 96% de puntuación y ha logrado un buen puñado de nominaciones en casi todos los premios de la temporada hasta llegar a los Oscar, donde compite en las categorías de mejor película, mejor guion adaptado, mejor canción original (el delicadísimo tema compuesto por Sufjan Stevens titulado Mystery of love) y mejor actor para la auténtica revelación del filme, Timothée Chalamet. Si Ivory y Chalamet se alzaran con la estatuilla, se convertirían en los ganadores con más (89 años) y menos (22) edad de la historia de los premios en sus respectivas categorías.

Pero aún faltaría responder a la pregunta: ¿Qué hace que Call me by your name sea tan especial? Guadagnino nos sumerge en una atmósfera envolvente que exalta la sensualidad de los cuerpos bañados por el sol de un verano mediterráneo. La voluptuosidad del campo, el sonido de las chicharras y las largas siestas se funden con la desazón hormonal y el ansia de un adolescente que se debate entre la confusión y el deseo. Se trata de una mirada idealizada, la del primer amor, pero en ella también hallamos mucha incertidumbre que tiene que ver con el descubrimiento de la identidad sexual y la entrada en la edad adulta a través del aprendizaje de la pasión y el desengaño.

VÍNCULO CON EL ESPECTADOR / Son esos los grandes temas que recorre el metraje de la película y por esa razón, el espectador establece un vínculo tan íntimo con ella. Además, contiene dos escenas que figuran ya entre las más emocionantes del cine reciente: una conversación de padre e hijo que es un ejemplo de tolerancia y un plano final de Elio que se funde con los títulos de crédito para que su mirada quede suspendida en la memoria durante mucho tiempo.