La firma Burberry pasa en el mundo por ser algo tan británico como el palacio de Buckingham, el té de las cinco o el mismo Big Ben. La reina Isabel II y el príncipe Carlos de Inglaterra se cuentan entre los clientes de lo que empezó siendo, hace siglo y medio, una fábrica de gabardinas. Ahora, rejuvenecida y modernizada, con el diseñador Christopher Bailey al frente, la empresa cotiza en bolsa y forma parte del imperio internacional de la moda.

Pero la ambición puede romper el saco. La autenticidad de Burberry está en peligro, después de que sus directivos hayan decidido cerrar la fábrica que tienen en Gales, para trasladarla a China. La medida ha movilizado a importantes figuras del Reino Unido, incluidas varias estrellas del espectáculo, encabezadas por Emma Thompson.

COMUNICADO DE LA ARTISTA La actriz ganadora de dos Oscar por Regreso a Howards End (1992) y Sentido y sensibilidad (1995) ha hecho público un comunicado pidiendo a la compañía que "reconsidere su decisión de marcharse de Rhondda Valley". En el escrito, Thompson afirma: "Cuando compro mi ropa, siempre miro dónde está confeccionada". Por eso, advierte más tarde, "cuando una prenda que está tan claramente identificada en su esencia con lo británico y lleva la etiqueta made in China puede ser catalogada de inauténtica". Ciertas procedencias, señala también la actriz, hacen sospechar que detrás de esto se esconde "la avaricia de las corporaciones" y "unos salarios muy bajos".

"Burberry no debe hacer algo así", afirma la actriz, apoyada por otros famosos, como el actor Rhys Ifans y el cantante de ópera Bryn Terfel. Aún más elocuentes son las protestas de las estrellas Ioan Gruffudd y Rachel Weiz, que fueron los rostros de la campaña global de Burberry del 2005. La iglesia de Inglaterra, que posee acciones en la firma, ha criticado el cierre, que dejará sin empleo a 300 operarios.

La prensa británica especula con la posibilidad de que la reina, muy disgustada, retire a Burberry el título de Royal Warrant, un honor para las empresas que distribuyen mercancías a los miembros de la realeza. La distinción le fue retirada a los almacenes Harrods, cuyo propietario es Mohamed al Fayed. Burberry ha hecho campaña bajo el lema Una marca de lujo, con una sensibilidad inequívocamente británica.

MOSS VUELVE A POSAR Mientras, nueve meses después de ser despedida, Kate Moss vuelve a posar para Burberry. El escándalo de las fotos esnifando cocaína ha quedado olvidado. La modelo protagoniza la próxima campaña otoño-invierno de la empresa. A pocos días de cumplir 33 años, una Moss muy juvenil, en un estilo muy de los 60, ha posado para Mario Testino, junto a Otis e Isaac, hijos del cantante Bryan Ferry y Sam Branson, hijo de Richard Branson, el fundador de Virgin. Los veinteañeros son amigos de la modelo y a todos se les ha podido ver juntos en fiestas a las que también acuden el príncipe Guillermo y su novia, Kate Middleton.