En paños menores". Así es como Serrat anunció ya por la mañana que mostraría sus canciones en el Teatro Calderón de Valladolid, donde las entradas se agotaron a las dos horas de ponerse a la venta. Anoche arrancó la gira Serrat 100 x 100 con el público volcado desde el primer momento. La velada se vivió como un emotivo reencuentro, después de que el cantautor haya superado el cáncer de vejiga que le ha mantenido alejado de los escenarios desde octubre.

Con su inseparable taburete, agarrado a su guitarra y con el fiel piano de Ricard Miralles, ofreció una nueva mirada retrospectiva a su poético cancionero, pero esta vez sin alardes orquestales.

Acústico. Intimista. Y, sobre todo, muy cercano. Serrat se ha propuesto recuperar las esencias de un oficio que ama tanto como la vida. "Siempre he dicho que recuperar la normalidad, pasar página de la enfermedad, exigía también recuperar la normalidad en los escenarios".

El recital de ayer suponía un antes y un después en muchos aspectos, más allá de los artísticos.

En las distancias cortas, "cuando todo está tan a la vista", los detalles adquieren tanta importancia que obliga a que el repertorio esté "muy trabajado". Esta vez la tarea consistía en "buscar la síntesis de las canciones" y darles, también, "un aire distinto". Para esta "delicada" labor, Serrat se dejó ayudar, una vez más, por Ricard Miralles.

La intención de Serrat es combinar esta gira con el tour sinfónico que dejó a medias. Y no sólo eso. También anunció, sin concretar fechas, actuaciones con su habitual grupo musical. Entre concierto y concierto, el artista acabará de darle forma a su próximo y esperado lanzamiento discográfico.