La historia del español Pablo Ibar, el pelotari condenado a muerte en base a pruebas dudosas, podría haber dado pie a una serie documental true crime, pero la productora Bambú eligió un tratamiento diferente: el drama de ficción de gestos más pequeños que gigantes. Carlos Marqués-Marcet, director de Los días que vendrán, se marca aquí un curioso y sugestivo ejemplo de procedimental sensible.