La actriz madrileña Encarna Paso es la coprotagonista, junto a Héctor Alterio, de Yo, Claudio , la obra que ha abierto la L edición del Festival de Teatro Clásico de Mérida. Su papel, el primero desde que anunció su retirada hace tres años, es el de Livia, la malvada abuela de Claudio.

--¿Por qué ha vuelto Encarna Paso a un escenario?

--Porque era especial. Era un director estupendo, un texto estupendo, porque era en Mérida, que es muy importante, y por trabajar con Héctor Alterio al final de mi carrera. Hace tres años dije que no quería trabajar más, porque he estado trabajando toda mi vida y quería vivir yo, y tampoco me quedan tantos años para disfrutar.

--La presencia de Alterio como protagonista, ¿tuvo mucho que ver en ese cambio?

--Sí. Con Alterio, sin menospreciar a ningún actor nuestro, que los hay maravillosos, es otra cosa. Trabajar con Alterio es como un premio para cualquier actor.

--Dejó su retiro por esta obra. Una vez que finalice la gira, ¿qué va a pasar con Encarna Paso?

--Seguramente será lo último que haga. Tendrían que ofrecerme algo muy especial para volver a aceptar.

--Ya había actuado una vez en el teatro de Mérida. ¿Qué tal ha sido esta experiencia?

--El teatro romano es impresionante, no lo voy a descubrir yo ahora, pero para el actor es muy duro trabajar en él porque es como estar desnudo. El otro día lo hablábamos Alterio y yo: allí no tienes ninguna apoyatura, tenemos el marco, pero nada para el actor. Estamos desnudos en el escenario.

--Todo lo que tiene de duro, ¿lo tiene de gratificante?

--Por supuesto, es grandioso. El día del estreno todos tenemos una tensión especial y yo en Mérida la tengo en todas las representaciones... es increible. Te encuentras muy desamparada como actriz, pero al mismo tiempo eso te hace crecer.

--Desde hace muchos años se habla de la crisis del teatro. ¿Espectáculos como éste no demuestran que cuando la obra es buena el público responde?

--Desde que empecé oigo hablar de la crisis del teatro, porque es la parte de la cultura más pobre y menos cuidada. Pero cuando hay una cosa buena la gente acude sin dudarlo, el público está ansioso de ver una obra como esta, con un texto estupendo, muy claro...

--Los actores siempre dicen que aportan algo de sí mismos al personaje. En su caso, que representa a una mujer malvada y sin escrúpulos como Livia, supongo que le habrá costado un poco más.

--Siempre en los personajes encuentras un apoyo, alguna vivencia propia, alguien que conoces... pero aquí no. Es el primer personaje que hago al que no le puedo aportar nada mío. Yo soy autodidacta y mi método es el de buscar algo que me relacione con el personaje, pero aquí no.... Yo soy mala, pero no tanto como Livia (risas).

--¿Esto ha hecho que le sea más complicado el papel?

--Sí, lo que pasa es que José Carlos Plaza es un director maravilloso que lo dice todo muy claro. Ama al actor, que es lo principal, y lo mima y lo cuida. Dirige muy bien, como un director de orquesta, utilizando las manos. Es fabuloso.

--Alterio y usted están rodeados de un elenco de actores muy jóvenes...

--Son maravillosos. Un grupo estupendo de actores jóvenes con un ansia, una afición y una expresión corporal fantástica. Me han dejado impresionada.

--Del texto de José Luis Alonso de Santos, ¿qué es lo que más le llama la atención?

--Que es una obra que a pesar de los años está completamente vigente. Es una lección de historia escenificada.