Había una vez un monstruo de arena que arrancaba los ojos de los niños y luego se los llevaba como comida a sus propios hijos. Era Coppelius, con quien Nathanael estaba obsesionado, hasta que Clara, su prometida, le demuestra que lo que él cree no era cierto. ‘El hombre de arena’ es uno de los cuentos macabros de ETA Hoffmann, en el que se basaron Saint-Léon y Nuitter para crear su ‘Coppélia’, un ballet cómico con música de Léo Delibes y uno de los valses más conocidos y utilizados de la historia. El doctor Coppelius crea una muñeca danzante de tamaño real: Coppelia. Es tan real, tan real, que Franz se enamora de ella y deja a Swanilde, su novia. Todos ellos viven en un pequeño pueblo y, por supuesto, a pesar de lo tétrico de ‘El hombre de arena’, en esta obra sí hay un final feliz.

Ahora, Factoría de sueños lo ha transformado en un teatro-ballet. Ya hicieron ‘El lago de los cisnes’, que les ha valido un galardón Teatro de Rojas al Mejor Espectáculo Infantil y Familiar: lo recogerán la semana que entra. Es la fusión de tres empresas: Karlik Danza, Morfeo Teatro y Gloria Muñoz. Coppélia, la niña de los ojos de porcelana, es una heroína que, con su inteligencia, va a resolver los enredos de esta historia mientras danzan. Porque también pretenden acercar la danza clásica a los más pequeños (y a los mayores, ya de paso). No solo la danza clásica: descubrirán reminiscencias en modo de homenaje a la Bauhaus, la escuela de arquitectura, diseño, artesanía y arte que fundó en 1919 Walter Gropius en Weimar (Alemania) y que cerraron, unos años después, en 1933, las autoridades prusianas en manos del Partido Nazi. Era una escuela con creadores «libres de esa arrogancia que divide a las clases sociales y que busca erigir una barrera infranqueable entre los artesanos y los artistas», o así la pensó su creador. También está Mondrian en esta obra, Piet Mondrian, con sus líneas negras, sus blancos, sus amarillos, sus rojos y sus azules reventones. Hay audiovisuales y un elenco magnífico: Inma Pedrosa, Jorge Barrantes, Sandra Carmona, Lara Martorán, Rubén Lanchazo, Elena Rocha y Sergio Barquilla. Todos ellos se han puesto bajo la dirección de Francisco Negro y Cristina D. Silveira, que también se han ocupado de dramaturgia y coreografía, respectivamente. El vestuario es de otra integrante de Morfeo Teatro, Mayte Bona (los que conocemos su labor estamos deseando verlo). Y se estrena aquí, en Extremadura.

No es la única propuesta de la que queremos hablarles. En las Huertas del Abrilongo, que están en La Codosera, habrá una obra de teatro con taquilla inversa (se paga al final de la función) que, además, servirá para que otra artista pinte un pozo. Es ‘Los martes, mi tío y los extraterrestres’, una adaptación teatral que pergeñaron en México Lía Montalvo y Álex Vilarasau, que siempre la han representado como lo que es, una obra benéfica (de ahí que el dinero vaya para una pintora) y que, en esta ocasión, han contado con los niños del grupo de teatro Codotea.

«Los martes son especiales. Cuando salgo de la escuela mi abuela me viene a buscar. Luego vamos a su casa y merendamos con mi tío. Mi abuela siempre me prepara unos pasteles muy buenos y, cuando acabo, me da una piruleta de fresa. Los martes son especiales, pero no solo por eso. Los martes también son especiales porque veo a mi tío. Mi tío es alto y delgado y a veces va con el pelo despeinado. Dice que eso le pasa porque tiene muchas ideas. Tiene tantas ideas que el pelo se le alborota».

El álbum es de Dídac Micaló y Roger Ballabrera. Al tío de este niño, que en la obra de teatro es una niña, le han diagnosticado trastorno bipolar. «Hay martes que, sin embargo, cuando llego a casa de la abuela, mi tío está encerrado en su habitación. Entonces entro un momento a verlo y sus cabellos despeinados están muy aplastados. Como si las ideas divertidas se le hubieran dormido sobre la cabeza. Le doy un beso en la mejilla y le pregunto si salimos a dar una vuelta al parque. A jugar a bromas divertidas. Y él me mira y, por un momento, parece que no me reconozca y yo pienso que todavía debe estar en su nave espacial. Pero en lugar de estar contento por haber descubierto un nuevo planeta, ahora está triste. Como si su nave se hubiera perdido en medio del universo y no pudiera encontrar el camino de regreso a casa».

Es un libro colorista que incluye también material didáctico para que los más pequeños conozcan qué son las llamadas ‘enfermedades mentales’ (lo ponemos entrecomillado porque hay infinidad de debates al respecto y porque no somos expertos en salud mental y no podemos acogernos sin fisuras a definiciones que desconocemos sin incurrir en mala praxis). Lo que sí sabemos es que las dos obras son un magnífico plan para paliar el siempre complejo inicio del curso.

‘Coppélia, el cuento de la niña de los ojos de porcelana’. Días 13 y 14 de septiembre. 21.00 horas. La Nave del Duende (Casar de Cáceres).

‘Los martes, mi tío y los extraterrestres’. Sábado, 14 de septiembre. 20.00 horas. Las Huertas del Abrilongo (La Cosodera).